Hablar de Tomás Eloy Martínez es sinónimo de una pluma privilegiada que es capaz de llevar el uso del castellano a límites simplemente magistrales.
Alfaguara, 2008Argentina, 1976. Durante aquel frío invierno, Simón Cardoso es detenido por los militares y desaparece sin dejar ningún rastro. Hasta que treinta años después, su esposa, Emilia Dupuy, lo encuentra en un pub de New Jersey. Ella lo ha buscado durante años, recorriendo diferentes países. Y encontrarlo finalmente parece cerrar una dolorosa etapa de su vida. Salvo por un detalle: Simón no ha cambiado en nada. Treinta años después, mantiene el mismo aspecto y ropas que el día de su desaparición, como si el tiempo no lo hubiese tocado.
Hablar de Tomás Eloy Martínez es sinónimo de una pluma privilegiada que es capaz de llevar el uso del castellano a límites simplemente magistrales. Y “Purgatorio” (Alfaguara, 2008) es una nueva prueba de ello.
Pero no hay que confundirse con la trama de este nuevo libro, porque no estamos ante una obra de ciencia ficción, sino que es la manera íntima y personal en que el propio Tomás Eloy Martínez finalmente logró exorcizar sus fantasmas del pasado —una verdadera catarsis—, dado que él vivió en carne propia el exilio durante la dictadura argentina.
Recientemente Martínez reveló que escribió “Purgatorio” en pocos meses, pero que su gestación había sido larga, ya que la idea le rondaba incluso antes de comenzar a escribir “El vuelo de la reina” (Premio Alfaguara 2002).
Entre sus libros más conocidos están “La novela de Perón” (1985) y “Santa Evita” (1995), ambas traducidas a más de treinta idiomas y publicadas en más de sesenta países.
En 2005 fue finalista del Man International Booker Prize por el conjunto de su obra. Y desde 1991 es profesor distinguido y escritor residente en Rutgers, la Universidad Estatal de New Jersey.