En un momento de este disco el elenco de cantores de la casa pasa de un viaje desde homenajear a Margot Loyola y Violeta Parra hasta recordar a la Tía Carlina, con una mano de los versos del fundamental poeta y cantor cuequero Nano Núñez y con las dos manos inconfundibles de Valentín Trujillo al piano, otro tío célebre de Chile. En dos palabras, una constelación. De momentos como esos está hecho Al compás del 6/8, el tercer disco del célebre actor y cantor Daniel Muñoz, su socio acordeonista y cantor Félix Llancafil y el conjunto de los 3X7 Veintiuna, uno de los más populares conjuntos de cueca de los últimos años.
Hay harta matemática de entrada en la ecuación entre el nombre del grupo y el título del disco. Tres por siete son veintiuna es un verso octosílabo bueno para toda cueca, y seis por ocho es el compás de seis octavos, es decir seis corcheas, o sea de tres tiempos, en el que está inscrita toda cueca. Sobre esas bases el disco avanza cruzado por animaciones y brindis, entre motivos chilenos como el trompo y el huaso, el final de la melodía "tenemos sed" para una cueca guachuchera, la muletilla "ay zas" en lugar de "ay sí" para otra titulada "De cola y tirante", una cueca de matadero como en "Pate' cordero y guatita" y una cueca chora de Roberto Parra: con la misma melodía de "El arrepentido", la letra picaresca de "Señor cura" viene a dejar en claro el estilo distintivo y el mundo propio de Parra en la cueca.
"Pónele, Sata chico, iñor", anima en esa cueca Llancafil al joven guitarrista Francisco Ponce, que es hijo del experimentado músico porteño Luis Sata Ponce, y que despliega aquí las melodías veloces y crisatlinas que sabe hacer en la guitarra. Y la autoría del repertorio es un paso adelante. Los dos discos previos del grupo están basados respectivamente en cuecas de los veteranos Fernando González Marabolí y el citado Hernán Núñez Oyarce. Esta vez están ellos dos y más. Aquí hay ocho cuecas de Núñez, seis de González, una de Roberto Parra, una de Marcial Campos, el mismo de Los Hermanos Campos; una del autor campesino Adrián González, El Chirigua; dos de los porteños de La Isla de la Fantasía, una del joven autor Luis Castillo y la primera cueca original del grupo. Y eso sin contar los invitados. Entre ellos llega Egidio Altamirano, acordeonista y cantante del restaurante Las Tejas de la calle San Diego en la capital; luego aparece Elías Zamora, baterista de elencos connotados de Valparaíso como Los Paleteados del Puerto y la misma Isla de la Fantasía, y Valentín Trujillo viene a tocar un piano borracho y a poner acordes disonantes con la pachorra de un músico que ha andado por el mundo. Seis por ocho es el compás y tres por siete son veintiuna: este grupo sigue multiplicando la cueca.