Al parecer los Strokes están condenados a ser recordados por Is this it (2001), un disco que rescató el rock and roll y la new wave para una generación que sólo tenía el aggro metal de Korn o Linkin Park como referencia. Aunque su segundo disco Room on fire (2003) era incluso más interesante, el grupo ya estaba fracturado. Es cosa de comparar los trabajos solista de Albert Hammond Jr. y Julian Casablancas, cerebros de la banda. El primero equilibra el enciclopedismo y frescura guitarrera del debut. El segundo, en cambio, explota -con distancia irónica- el pop ochentero más fluorescente y sintetizado. En todo caso, esta batalla estilística ya estaba anunciada en First impression on earth (2005), su última grabación antes de la llega de Angles.
Este nuevo disco mantiene cierta identidad sonora sostenida en los juegos tonales de las guitarras. Es cosa de remitirse al single "Under cover of darkness", con una dinámica de punteos en octavas, arpegios y riffs. "Machu Pichu" y "Gratisfaction" también destacan por ello. El primero, enfocándose en Jamaica, y el segundo, en el power pop de los '60. La mano de Casablancas se nota en lo más "ochentrónico": "Games" o "Two kind of happiness", que emulan a la perfección la mezcla de la época, entre Talk Talk y The Cars. Sin embargo, cuando se fusionan estas dos visiones, la cosa resulta bien: "Life is simply in the moonlight" se llama este triunfo.
El problema es que hay cierta maña post-adolescente que no le favorece a la banda. No solamente por insistir en aparentar mal aspecto (después que ellos mismos contribuyeran a crear el mito de niños-ricos-neoyorquinos). También por publicar canciones que evidentemente no llegan a buen puerto, como la "siniestra" "You're so right". Aunque "Metabolism" no está tan mal, ¿por qué los Strokes está tan obsesionados por demostrar que también saben tocar heavy metal?. La pregunta en realidad es, ¿Serán capaces de hacer un disco tan coherente como los dos primeros?
—JC Ramírez Figueroa