MEXICO.- Una estatua estilo maya subastada esta semana por un récord de cuatro millones de dólares es una falsificación moderna, afirmó el gobierno de México, aunque la casa de subastas defendió su autenticidad.
Hay mucho en juego en la disputa, no sólo por el dinero en efectivo que gastó el comprador, cuyo nombre no ha sido dado a conocer.
La galería y casa de subastas Binoche et Giquello, con sede en París, la cual vendió la figura de arcilla de un guerrero que sostiene un escudo, dice que el ataque a su autenticidad es un intento de las autoridades mexicanas por arruinar la confianza del mercado de subastas en los artefactos prehispánicos, algo que, dicen, podría obligar a que el comercio de ese tipo de piezas se desplace al mercado negro.
"En mi opinión, quieren arruinar el mercado del arte prehispánico. No es una buena idea", dijo el subastador Alexandre Giquello. "No va a haber ningún control si el mercado de subastas públicas es arruinado por esto... en el mercado negro no hay ningún control".
Giquello dijo que hay escritos sobre la pieza desde 1976, ha sido examinada por expertos, ha sido exhibida, se ha hablado sobre ella en foros profesionales y publicaciones, y la casa de subastas respalda su autenticidad.
"Es una de las piezas más conocidas" del arte maya, dijo Giquello acerca de la estatua de arcilla de 1,5 metros de altura que el catálogo de la subasta describe como "figura de una divinidad sentada" elaborada entre el 550 y el 950 d.c. La figura pintada tiene ojos saltones, pintura que todavía brilla y un hacha en una mano, así como lo que parecen ser colmillos que le salen de la boca.
Los expertos mexicanos describen la pieza en forma distinta. "Es de manufactura reciente, por lo que no pertenece a ninguna de las culturas prehispánicas de México", indicó el Instituto Nacional de Antropología e Historia en un comunicado.
Los arqueólogos del instituto describieron al guerrero de aspecto agresivo como una especie de mezcolanza "estilo libre" de elementos que nunca existieron en una sola cultura, como por ejemplo sandalias con correas de un tipo que los mayas no utilizaban. Los expertos también señalaron que la posición de la estatua con las rodillas dobladas no concuerda con los estilos mayas, aunque la casa de subastas dijo que la figura había estado sentada en un trono que ha desaparecido.
Giquello criticó al instituto por juzgar la autenticidad de la estatua basándose solamente en fotografías, algo que el gobierno mexicano reconoció había hecho, aunque los expertos dicen que dicha práctica es cuestionable.
Una ley mexicana de 1972 establece límites a las colecciones privadas, pero le permite a los coleccionistas conservar sus piezas siempre y cuando las registren ante el gobierno. Cualquier otra pieza antigua excavada después de esa fecha se considera propiedad de la nación, y todas las exportaciones de artefactos prehispánicos desde México están prohibidas.
El doctor Richard Leventhal, profesor de antropología de la Universidad de Pensilvania y director del Centro Penn de Legado Cultural, dice que no le simpatiza el comprador misterioso.
Leventhal hizo énfasis en que ese tipo de compras, incluso si se efectúan dentro del mercado de subastas públicas, dan legitimidad al mercado negro al mostrarle a los asaltantes de tumbas e intermediarios que pueden ganar dinero con el comercio de artefactos. Cuando son extraídos por saqueadores en lugar de por arqueólogos, ese tipo de artículos pierden la mayor parte de la valiosa información que se obtiene a partir del contexto en el que fueron encontrados.