Su primer disco pudo haber sido hace años, en los '90, cuando era una quinceañera y tocaba el vibráfono al mando de una banda de pop llamada Masticables en Santiago de Chile. O uno de canto lírico, la disciplina en la que se inició en 2001 y que desde 2006 viene desarrollando en la ciudad alemana de Weimar, donde vive. Pero en la vida de Esperanza Restucci tiene más sentido que su primer disco tenga esos dos mundos en relación: el de una cantante lírica que graba canciones populares.
Así es My romantic folk songs, una colección de melodías en las que esta soprano chilena de 35 años atenúa lo operático que hay en su voz para ponerla al servicio del bolero, la zamba y la bossa nova. Y del mismo modo en que se mueve entre los dos puntos cardinales del canto lírico y la canción sudamericana, hizo a su vez el disco entre dos lugares geográficos: la voz en Alemania, donde lo inició el año pasado bajo la dirección de su profesor de voz, Peter Frank, y la producción musical en Chile, donde trabajó con su padre, el músico Antonio Restucci, y donde lo acaba de estrenar en los últimos días.
-Por un lado un productor alemán es difícil que entienda esta música. Pero por otro lado el trabajo vocal no lo podía hacer con alguien acá -explica la cantante a propósito de su trabajo con Frank, en los últimos días de su actual paso por Santiago antes de volver a Europa-. Él quería sacar el jugo a ciertos colores de mi voz, llevarla un poquito hacia lo lírico, y en ciertos momentos está más presente eso, en alargar las frases más de lo normal. Pero sin hacerlo lírico. Como conoce mi voz sabía el partido que me quería sacar con este experimento. Creo que la mezcla fue buena.
Dos boleros, una zamba y un cortometraje para partir
Los boleros "Bésame mucho", "Contigo a la distancia", "Un poco más" y "Quizás, quizás, quizás", junto a la "Zamba para olvidarte" y la "Zamba para no morir", a la canción brasileña "Mañana de carnaval" y a la traducción al alemán de la misma "Quizás", es decir "Villeicht, villeicht, villeicht", son las romantic folk songs de Esperanza Restucci.
-Era mi primer encuentro más consciente con la música latina, y elegí cosas que me estaban pidiendo para conciertos -recuerda-. En realidad me pedían "Bésame mucho". Obviamente hay ochocientas mil versiones, mi papá me preguntaba para qué iba a grabarla, y yo lo encontré un desafío. Y los otros (temas) los elegí porque me sentía muy identificada con los textos, me estaban pasando cosas muy vinculadas con ellos.
-¿Entonces hay que ver qué hay en común entre "Bésame mucho" o "Contigo en la distancia" para saber cómo estabas?
-Sipo. Bueno, de hecho hay una secuencia de historia que descubrí que podía armar entre "Quizás", "Un poco más" y "Zamba para olvidarte". Porque eran tres momentos bien articulados entre sí: la indecisión de una persona que no sabe lo que quiere frente a una propuesta, una propuesta ambigua que se quiebra, y el intento de una de las dos partes de la pareja que quiere volver, pero ya es tarde.
Según sus planes, esa secuencia dará forma a un cortometraje realizado por la fotógrafa Javiera Eyzaguirre, quien ya hizo la primera parte de la historia, correspondiente al clip inicial del disco, "Quizás", donde Esperanza Restucci comparte roles con el actor Íñigo Urrutia como coprotagonista. El argumento será completado por sendos clips para las otras dos canciones mencionadas.
-La idea de esa trilogía es mezclar texto con música. Va a terminar siendo como un cortometraje, me lo imagino como un musical, en el que haya actuación y luego música. Es un proyecto artístico paralelo e independiente del disco.
Restucci vs. Restucci: fusión de estilos latinos
Desde la infancia de la protagonista viene escrita parte de la aproximación para un disco como éste. Su padre es uno de los músicos de mayor vocación por la raíz y la fusión latinoamericana en Chile. Su madre, argentina, tiene orígenes hispano-húngaros evidentes en su apellido Sánchez-Zinny, y Esperanza hasta menciona a una abuela que a su vez es nieta de algún militar prócer en la historia argentina.
Hasta los dieciséis años la futura soprano pasaba cada verano de su vida en Buenos Aires, donde se familiarizó con la música y el folclor de Argentina, a la par que escuchaba bossa nova durante sus años de colegio en Santiago. Y en 2010, año en que inició la producción de My romantic folk songs, volvió a visitar a la rama argentina de su parentela.
-Siempre he estado familiarizada con esa música, más allá de si la he cantado o no. De chica la escuchaba, aunque no la tenía tan incorporada como uno puede tener la cueca. Es un mundo por explorar. Zamba, bossa nova, son cosas que van muy por dentro, tienes que llevarlo en la sangre. Y eso allá (en Alemania) es una ventaja, porque la gente quiere escuchar esto que venga de lo latino.
-¿Plantea exigencias distintas cantar boleros, por ejemplo?
-De todas maneras. El bolero tiene una cosa más gordita, piano, bajo, contrabajo, un respado musical que te hace sentir quizás menos solo. En cambio la zamba te deja inmediatamente al descubierto, representa la absoluta soledad, la austeridad. Tú sabes que la zamba está inspirada en el ritmo del galope del caballo.
-¿En serio, los caballos galopan en tres tiempos?
-(Sonríe) Algunos, puede ser. Es que es la música de los campesinos. Eso me lo contó un tío que es argentino y que baila zamba desde chico: "pero, che, si la zamba es el galope del caballo". Y es una música que viene del campesino solitario, de esa cosa íntima.
-¿Y de "Mañana de carnaval" qué te llamó la atención?
-Creo que estaba buscando esa cosa más suelta de Brasil. Igual no es una canción alegre, tiene esa melancolía más libre. Pero la zamba es más árida, y de hecho tenía miedo con esa canción ("Zamba para olvidarte"), porque la versión de la Mercedes Sosa es una referencia que hay que tener presente, y estilísticamente ella es insuperable. Pero quedó como una versión vanguardista, porque mi papá le dio un aire de huayno peruano, entonces tiene una fusión entre eso y la zamba. Lo bueno de trabajar con él es que tiene estas propuestas de fusión de estilos latinos.
-¿Aunque fuera tu padre esas propuestas no te sonaban "familiares"?
-Claro, yo quería que me tocara la zamba con el acorde y el rasgueo típico. Y no.
-Querías que la tocara como Los Chalchaleros.
-(Se ríe) Y me decía que si vamos a hacer una versión hay que darle un estilo. Creo que lo resolvió de una manera sofisticada pero demasiado contemporánea para mi gusto. Pero claro, le encontré razón.
-¿Qué tal es trabajar con el padre de uno?
-Creo que en ese tipo de situaciones con mi papá la relación es de absoluto amor/odio -se ríe.
-¿Te dan ganas de despedirlo? "Estás despedido".
-Claro -sonríe-. Por una parte siento que no voy a encontrar a nadie que lo haga mejor.
Cuando ya te han pasado cosas: la edad del bolero
Esperanza Restucci tenía otro propósito al abordar este repertorio. "Quería hacer versiones que no tuvieran esa evidencia de lo desgarrador del bolero. Llevarlo a una cosa un poquitito más sofisticada como música, hacerla menos evidente. Esa intensidad se puede interpretar de distintas maneras, si lo haces más íntimo eso le da un toque más elegante, encuentro yo".
-¿Haber estado en Alemania influye en elegir esa mirada, no explícitamente intensa?
-Puede ser, ¿ah? No lo había pensado. Pero es una cosa mía también, me carga ser tan evidente en la interpretación, sobre todo en la música popular. No es mi propuesta a nivel estético. Y tiene que ver con dar aires nuevos a los estilos.
-Ya las letras son intensas. ¿No hace falta recalcar lo intenso de "Bésame mucho"?
-Claro. Era un poco redundante. Creo que en el canto lírico también me pasa un poco eso. Siempre hay algo que tienes que respetar: el estilo barroco tiene una forma, una línea estilística determinada, que si la quiebras deja de ser barroco. Y siempre tengo problemas con eso.
-¿Porque sí quieres quebrarla?
-No sé si es que la quiero quebrar, pero quizás esa misma situación se puede enfrentar de maneras diferentes. Me ha pasado en el (canto) lírico que muchos profesores me escuchan cantar y me dicen "esto no es pop". En mi fraseo a veces queda inmediatamente al descubierto -sonríe- que vengo de otra escuela. Hay una manera de dirigir la melodía en que hago cosas que son más del pop que de lo lírico. Tengo que tener cuidado e investigar qué se puede hacer y qué no.
-Eres un poco fronteriza.
-Claro -sonríe-. De más, estoy siempre en el límite. Se me filtran elementos de lo popular en lo lírico, muchas veces inconscientemente. Pero eso no impide que sí pueda cantar un aria como hay que cantarla. Esa posibilidad, de cantar en todos los estilos que pongas por delante, son pocos los que la tienen. Si te encuentras con el productor adecuado te pueden sacar el jugo en ese sentido.
-Éste es tu primer disco de la vida. ¿Es azaroso que fuera así, ni lírico ni de canciones tuyas? ¿Era el paso lógico para partir?
-… Es que yo no soy muy lógica -se ríe-. No sé si lo puedo ver desde el punto de vista de la lógica. Pero desde el punto de vista de la interpretación creo que sí es lógico. Uno experimenta sentimentalmente en distintos planos todo. Lo que me pasa con lo lírico está muy lejos de esto. Y de hecho grabar lírico no me gusta. A veces he tenido que grabar arias en estudio y es terrorífico, porque nunca quedas conforme. Yo lo que prefiero es que me graben en un concierto y que eso quede registrado, para que realmente tenga ese encanto de la música en vivo. Admiro mucho a las cantantes que hacen buenos discos líricos, porque realmente es diferente, y de hecho en Europa los discos clásicos se están grabando con la orquesta y todo, porque si no pierde. Un disco lírico ahora es un desafío que quizás en este momento ni me lo quiero plantear, es un poco forzado.
-¿De todos modos es distinto grabar estas canciones populares después de haber educado tu voz en la escuela del canto lírico? ¿No es como volver atrás?
-No, para nada, de hecho en esa época (antes de estudiar canto lírico) no me vinculaba mucho con cantar estas canciones. Esto es para una edad más madura, cuando ya te han pasado cosas, has sufrido. Sin esa experiencia tampoco tiene mucho sentido hacer esta música: que pongas una niña de quince años a cantar boleros no le va a resultar.
-¿Tú sí has sufrido lo sucificiente?
-Lo suficiente como para cantar -se ríe.
-¿Algo bueno que tenga sufrir? Grabar este disco.
-Claro. Bueno, ésa es la esencia de los artistas, transformar sus experiencias interiores dramáticas en algo creativo, sacar para afuera lo que les está pasando. Creo que ésa es la base.