La fiebre revivalista de los '60 no para. Asa podría ser perfectamente la nueva Amy Winehouse. De hecho, varios ya la han presentado así. Sin embargo, aunque la matriz parezca similar: Aretha Franklin, un poco de pop Motown, secciones de vientos, acá late cierta sensualidad africana no tan explicita en la malograda Winehouse. No por nada, esta chica nacida en París, emigró a Nigeria que terminó empapando su pop-soul de probable alcance mundial.
Y cuando hablamos de sensualidad nos referimos a cierta exaltación del cuerpo a través del ritmo o la impostación de la voz, de innegabe raíz africanista. Después de todo, ¿de dónde creen que viene la base de la música pop? Acá hay hip-hop, R&B y pop del bueno. También cierto aspiración de crear "música popular global" sin tener, afortunadamente, nada que ver con la "world music".
Desde la energética “Oré”, pasando por la excelente “Broda olé”, hasta llegar al cierre con “Dreamer girl”, el disco se nos vuelve una de las producciones más sorprendentes de la temporada. Y es apenas su segundo disco. Esperemos que hayan muchos más, a diferencia de su más claro referente: una estrella de 27 años muerta mucho antes de lo que tenía que ser.