A menos de seis meses de su muerte, noticia que sacudió al mundo de la música pop el pasado 23 de julio, Amy Winehouse es objeto antes de fin de año de una compilación que pone al auditor en estado de expectativa frente al eventual disco que la estrella inglesa estaba grabando y dejó inconcluso. Pero más allá del hallazgo de volver a escuchar la voz llena de alma y actitud de esta cantante, la primera constatación es que, si tal disco nuevo existe, al menos éste no es.
Lioness: hidden treasures (2011) es más bien un cajón de sastre, por lo variado. Tiene de antología y de disco de rarezas, con una combinación de grabaciones de las más diversas naturalezas. Por autoría, hay covers y composiciones originales. Por calidad, hay versiones oficiales, versiones alternativas (y por lo tanto descartadas) de sus dos discos previos (Frank y Back to black) y hasta un demo o versión casera. Y por fecha, sobre todo hay registros de vieja data (en su mayoría son de 2002 a 2004), una canción ya publicada antes y sólo dos inéditas, es decir propiamente nuevas.
Dos músicos familiarizados con Amy Winehouse, Mark Ronson y Salaam Remi, los mismos productores de Back to black (2006), trabajaron en compilar esta música. Y el inventario en detalle arroja la influencia siempre presente de los grupos vocales femeninos de los '60: ahí están "Will you still love me tomorrow'" (grabada en 2004), de The Shirelles, y "Our day will come" (grabada en 2002), de Ruby & the Romantics, bien transformada en reggae, acompañadas de "A song for you" (grabada en 2009), de Leon Russell, popularizada por el cantante soul Donny Hathaway.
Al mismo tiempo hay dos descartes de las sesiones de su primer disco, Frank, en "The girl from Ipanema" y "Halftime", junto a una maqueta con guitarra acústica de "Wake up alone" y grabaciones alternativas de temas también ya publicados como "Valerie" (un cover de The Zutons) y "Tears dry", versión original que luego se transformaría en "Tears dry on their own" para Back to black. El standard "Body and soul", grabado a dúo con Tony Bennett, ya era conocido porque pertenece al disco Duets (2011) editado en septiembre por ese cantante. Y las dos canciones del anunciado tercer disco de Winehouse se escuchan en el sonido doo-wop de "Between the cheats" (grabada en 2008) y en "Like smoke", cuya letra viene apuntalada por las rimas del rapero Nas.
En la propia "Smoke" la cantante muestra la pasta de la que siempre estuvieron hechas las letras de su repertorio. "I never wanted you to be my man / I just needed comforting" ("Nunca te quise como hombre / Sólo quería consuelo", en una traducción aproximada), dice, y hay más letras vivenciales en "Tears dry" ("This deep regret I have to get accustomed to", o "Este profundo arrepentimiento al que tengo que habituarme") y sobre todo en "A song for you", cuyo intérprete original, Donny Hathaway, se suicidó en 1979. Ahí, en una canción grabada en su casa, Amy Winehouse deja dichos versos como "When my life is over / Remember when we were together / And I was singing this song for you": "Cuando mi vida esté acabada / Recuerda cuando estuvimos juntos / Y cantaba esta canción para ti", que ahora adquieren un sentido premonitorio.
Más allá de producción posterior hecha sobre esa grabación original, en momentos como ése se vuelve intenso escuchar aquí a Amy Winehouse. Es exactamente lo contrario de escucharla en "Garota de Ipanema", por lo difícil que es llegar a la cumbre que representa la bossa nova original de Jobim y Joao Gilberto, y porque ciertamente la cantante no lo consigue acá, sumando sólo otra anécdota descartable (y descartada, de hecho, de su primer disco) a la lista de covers de esa canción. Son dos polos de un disco disparejo, pero que vale como despedida. Es lo que se siente también en la majestuosa "Body and soul", el dueto con Tony Bennett. Es la última grabación de la vida de Amy Winehouse. Y cuando se apaga la nota final de esos violines se siente de alguna manera el fin de una historia.