PARK CITY.- Un documental en competición en el festival de cine de Sundance denunció la reanudación del programa nuclear civil en Estados Unidos, destacando los riesgos sanitarios de una industria que no cesa de presentarse como "limpia y segura".
"The Atomic States of America", realizado por Don Argotti y Sheena M. Joyce, compite por el Gran Premio del documental estadounidense del festival de cine independiente, que se extiende hasta el domingo en Park City, Utah.
Los dos cineastas empezaron a trabajar en su película en 2010, cuando el presidente Barack Obama anunció el relanzamiento de la energía nuclear civil en Estados Unidos, después de una moratoria de más de 30 años decidida tras el accidente de 1979 en la central de Three Mile Island.
"Para muchos de nosotros fue una sorpresa (tratándose de Obama), pero cuando uno lo mira más de cerca se da cuenta de que Exelon (uno de los más poderosos operadores de centrales nucleares en Estados Unidos) era una de los principales donantes de su campaña", dijo Argotti.
"Siempre se vuelve al dinero, a las promesas y a los grupos de presión...", agregó.
A través de la historia de la energía nuclear civil en Estados Unidos -donde hay actualmente 104 reactores nucleares repartidos en 65 centrales-, la película también aborda los temas de seguridad y los riesgos para la salud que representa para los estadounidenses su envejecido parque nuclear y el anunciado "renacimiento".
Y constata con pesar que el discurso tranquilizador de los operadores de centrales nucleares ha sido muy eficaz con la población, a pesar del desastre de Chernobyl y de la reciente catástrofe de Fukushima.
"Con la energía nuclear, la amenaza de la radiación es intangible", observó Joyce. "Uno no la puede ver ni tocar. Con las inundaciones, los incendios o los accidentes de tránsito se puede ver el daño y la destrucción, no con la energía nuclear", agregó la cineasta.
"Cuando se ve explotar (la central de) Fukushima, es a la devastación causada por el tsunami a lo que se presta atención", dijo.
"Ellos son muy buenos, tienen excelentes grupos de presión que no dejan de repetir que todo es seguro", apuntó Argotti. "Después de 1979, se reinventaron poco a poco como una tecnología verde y limpia, y mucha gente lo creyó. El mensaje pasó".
Pero tanto si se está a favor como en contra de la energía nuclear, Joyce señaló que hay un problema que aún no tiene solución: qué hacer con los residuos nucleares. "Me parece una locura que continuemos por este camino sin saber qué pasará con los residuos que ya se generaron".
Los dos cineastas instaron a una toma de conciencia de la población y a la cautela en el discurso de los actores de la industria, incluso de los organismos de control.
"No hay que partir del principio de que los responsables de controlar el sector y de cuidar a la gente la protegerán", ironizó Joyce.
"Los reguladores pueden existir, pero no siempre tienen las manos libres para hacer verdaderamente su trabajo", dijo.
Ambos realizadores apelaron a la voluntad política y una reflexión más amplia sobre el consumo de energía.
"Como en muchas otras cosas, todo se reduce a la voluntad política", dijo Argotti. "¿Hay alternativas (a la energía nuclear)? Sí. ¿Tenemos la voluntad de dar los pasos necesarios en esa dirección? No. Sin embargo, Alemania está tratando de hacerlo".