MADRID.- La desesperación amorosa, detalles de su vestuario, anotaciones científicas o dibujos de ingenios mecánicos forman la "amalgama" de pensamientos que brotaban de un maduro Leonardo da Vinci que se devela en la primera exposición monográfica sobre sus Códices I y II.
"El imaginario de Leonardo. Códices Madrid de la Biblioteca Nacional de España", abierta en el país europeo hasta el próximo 29 de julio, deshoja estos dos libros de notas, que representan el 10 por ciento de la obra del genio renacentista que se conserva en todo el mundo, dado que entre el 60 o el 70 por ciento se ha perdido.
Redactados en torno a 1500 con su escritura inversa (era zurdo), los códices son los únicos que conserva España de la colección de manuscritos que llegó a Madrid a principios del XVII, incluidos los dibujos anatómicos ahora propiedad de la corona inglesa.
La exposición, curada por Elisa Ruiz y dividida en varios módulos, tiene un doble objetivo: revelar los secretos de la personalidad de Leonardo más allá de su faceta de pintor, y mostrar cómo se han restaurado y estudiado exhaustivamente los códices entre 2010 y 2011.
Estos trabajos han consistido en retirar la encuadernación del siglo XVIII que oprimía el pergamino, y devolver al sistema original de la época, "elegante y práctico", que se cerraba con una presilla y un botón de madera, además de escrutar su contenido y digitalizarlo.
El Códice I es un tratado de mecánica y estática, que se puede contemplar ya encuadernado tras los trabajos de conservación, mientras que el II, que es un estudio de fortificación, estática y geometría, aún no está ensamblado, lo que permite la exposición de los folios de pergamino que lo forman.
Las obras ya se habían expuesto en anterior ocasiones, pero nunca como un objeto de investigación transversal en torno al pensamiento de un hombre maduro, autodidacta, adelantado a su tiempo y con un perfeccionismo obsesivo, explicó la curadora de la muestra, quien rechaza la mitificación de Leonardo en torno a la "Gioconda" y diversas leyendas, como sus aficiones culinarias.
"En la noche de San Andrés (30 de noviembre), se me acaba la vela, se me acaba el papel, se me acaba la tinta y se me acaba el tiempo, pero acabo de descubrir la cuadratura del círculo", relata el genio renacentista en el Códice II, un momento de luz en un hombre que no era feliz, según Elisa Ruiz.
"Hijo natural de un notario, que no pudo ir a la universidad y homosexual (lo que en su época le creó muchísimos conflictos), sufría el síndrome de la obra inacabada", tal como se puede observar en uno de los folios expuestos, donde tacha en varias ocasiones su definición de lo que hoy conocemos como ley de la gravedad, explica la experta.