Brandon Flowers en la Arena. El cantante ya no se ve empeñado en demostrar lo buen frontman que puede ser, sino simplemente en pasarlo bien.
LotusSi hay una banda a la que sus seguidores chilenos han visto en todas sus etapas, ésa es The Killers. En 2007 los de Las Vegas vinieron por primera vez, saboreando la moda y luciendo sus ganas de encaramarse cuanto antes en lo más alto de la popularidad; en 2009 ya estaban decididos a asaltar la cima, mientras que en 2011 mostraban las dudas que imperaban en torno a la continuidad de esa apuesta.
Hoy toda esa historia podría estar quedando atrás: The Killers modelo 2013 se planta sobre el escenario con plena conciencia del peso que el grupo tiene, y sin tanta urgencia de demostrar nada. Con esa actitud llegaron esta noche a la Arena Movistar, donde desenfundaron un cada vez más nutrido stock de éxitos, casi todos infalibles.
El inicio, eso sí, fue algo confuso. Porque se entiende un primer corte con las luces del recinto encendidas, como muestra de cercanía y de que el grupo está en un nivel que permite probar lo que a Brandon Flowers y compañía en realidad se les antoje, incluido ese pequeño rupturismo. Pero lo que no se entendió fue que el sonido fuera tan obstruido y deficitario como el de esa largada con "Mr. Brightside" (del disco Hot Fuss, de 2004), algo que por suerte fue corregido con el correr del concierto.
Para "Spaceman" las únicas luces que quedan encendidas son las del escenario, espacio en apariencia suficiente, apenas inscrito en los estándares actuales de los grandes shows masivos, pero que a poco a poco va descubriendo sus contados trucos. El fuego en "Miss atomic bomb" (del reciente Battle Born) y el láser en "Human" fueron los más celebrados por los cerca de 11 mil asistentes que llegaron hasta el recinto de Parque O'Higgins.
Pero que eso no se lea como un déficit en los actuales The Killers, quienes apelan sobre todo a los hits de sus cinco discos para conquistar a esa audiencia, que esta noche una vez más cayó a sus pies. Los argumentos, de este modo, tuvieron nombres como "Somebody told me", "For reasons unknown", "A dustland fairytale" y "Read my mind", además de las más nuevas "The way it was" y "Runaways", entre otras.
En ellas, el cuarteto que completan el guitarrista Dave Keuning, el bajista Mark Stoermer y el baterista Ronnie Vannucci tal vez no luce demasiado, pero sí evidencia el oficio dado por los años de rodaje y sociedad, mientras que Flowers hoy parece más preocupado de pasarlo bien que de demostrar lo buen frontman que puede ser.
Es que algo así ya no sería necesario: Quizás The Killers hoy no estén en la cima del mundo, ésa que alguna vez confesaron querer alcanzar, pero sí están en un lugar firme y con nombre propio dentro de la primera línea del pop global, ganado además con legítimo derecho. Con eso, por ahora, es más que suficiente. Para lo demás, aún queda mucho tiempo.