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Reestrenan en Cuba música no escuchadas desde hace dos siglos

La Orquesta del Instituto Superior de Arte del país rescató las partituras del español avecindado en La Habana Cayetano Pagueras y su compatriota Juan París.

21 de Junio de 2013 | 13:33 | AP
LA HABANA.- Villancicos, responsorios, una misa de difuntos y glorias formaron parte del repertorio de un inusual concierto que permitió a varios centenares de cubanos disfrutar, el jueves por la noche, del reestreno de partituras del siglo XVIII de dos genios musicales perdidos en la nebulosa de la historia.

"Hemos esperado 200 años para escuchar esta música", dijo sin ocultar su emoción la musicóloga Miriam Escudero, directora del Gabinete de Patrimonio Musical de la Oficina del Historiador de La Habana. "Este concierto es un hito histórico", agregó.

Vestidos de negro una decena de integrantes de la Camerata Vocale Sine Nomine atravesaron el largo pasillo del antiguo convento de San Francisco de Asís, convertido hace años en un centro cultural y sala de conciertos, para instalarse sobre una tarima colocada debajo de un Cristo y cantar.

Salvo una mujer, en el coro para darle un timbre especial al conjunto, todos eran varones, al uso de los cantos litúrgicos de aquellas épocas.

A lo largo de una hora, acompañados por la Orquesta del Instituto Superior de Arte, les dieron vida a las partituras del español avecindado en La Habana Cayetano Pagueras, nacido en Barcelona en algún momento del siglo XVIII y fallecido supuestamente en La Habana a principios del siglo XIX; y su compatriota Juan París (Cataluña, 1759-Santiago de Cuba, 1845).

Ambos fueron músico catedralicios en la Cuba de los siglos XVIII y XIX y su enorme legado recién comenzó a rescatarse.

"Desde 1995 comenzamos la pesquisa sobre el compositor Pagueras. Es el segundo autor con partituras en Cuba en el siglo XVIII; el primero fue Esteban Salas", explicó Escudero.
Cuando comenzó el trabajo de investigación, había cinco piezas conocidas de Pagueras. Ahora hay 19 de las 80 que se sabe escribió en La Habana y otras que hizo llegar a México, cuando buscaba, en un infructuoso intento, un puesto de maestro de capilla en la Catedral de Puebla.

Las obras que se escucharon en el concierto del jueves pertenecieron al repertorio de los oficios de Semana Santa y otros oficios religiosos entre 1796 y 1801.

En cuanto a París, quien a diferencia de Pagueras trabajó en la ciudad de Santiago de Cuba, a unos 900 kilómetros de la capital, se presentaron varios de sus villancicos de entre 1807 y 1814, algunos totalmente inéditos pues su estilo era poco apreciado por sus contemporáneos.

Escudero comentó las dificultades que acarreó la puesta en escena de esta música, pues muchas de las partituras, sobre todo de Pagueras, fueron intervenidas por otros músicos posteriores a él y adecuadas al gusto de las épocas sucesivas.

"No se puede reproducir exactamente igual, lo importante es recrear el espíritu de la música", reconoció la experta.


No sólo los intérpretes tienen un bagaje cultural distinto, explicó Escudero, sino que en algunos casos no se sabe qué instrumentos acompañaron originalmente a aquellas voces masculinas y además hay otros que no se tiene a disposición en Cuba, como los oboes clásicos o las trompas naturales.

Para afrontar este problema, la musicóloga y su equipo usaron instrumentos modernos, pero en cambio dispusieron de flautas de madera antiguas y arcos barrocos con el objetivo de lograr un equilibrio y que las voces del coro pudieran sobresalir adecuadamente.

La acústica del antiguo convento de San Francisco los acompañó y los sonidos chocaron armoniosamente con las monumentales columnas.

Otro concierto con más obras de Pagueras y París, distintas a las presentadas el jueves, se realizará la semana que viene.

Escudero indicó además que se grabarán dos discos, uno por cada autor, para contribuir al rescate de este patrimonio musical que consideró invaluable para Cuba.
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