Marr estará en Lollapalooza este domingo a las 15:30 horas en el Coca-Cola Stage, uno de los principales del evento.
LotusSANTIAGO.- Dos de las vías posibles para considerar la importancia de un músico son la cantidad de éxitos en su catálogo y la medida de su influencia en la historia. Y Johnny Marr satisface los dos criterios, pero con él se trata sobre todo de influencia. No es sólo que sue huella esté en The Stone Roses, Suede y, por cierto, Oasis. El guitarrista iniciado en los 80 también ha influido sobre géneros y épocas. En dupla con el cantante Morrissey, Marr fue artífice de The Smiths, grupo fundamental en el rock independiente de los 80.
Pero a sus actuales cincuenta años, Marr completa la ecuación al sumar vigencia a la influencia. Porque The Smiths (1982-1987) representa un lapso de cinco años en la carrera de un músico para el que la historia, en muchos sentidos, no hizo sino empezar en 1987. Desde entonces y en veinticinco años de música, ha sido parte de grupos como The Pretenders (1987-1989) y The The (1988-1993), y en paralelo ha tocado con solistas como Bryan Ferry, Billy Bragg y Kirsty MacColl.
Para entonces, además, ya había juntado electricidad y electrónica en partes iguales al formar el dúo Electronic (1988), con el cantante y guitarrista Bernard Sumner (Joy Division, New Order). Juntos firmaron tres discos y éxitos tan resonantes como "Getting away with it". Más recientes son The Healers, Modest Mouse y el trío inglés The Cribs.
Y entre sus colaboraciones figuran participaciones en discos de Oasis, Pet Shop Boys, Girls Aloud, John Frusciante y Robyn Hitchcock, mientras que el cine tampoco ha estado ajeno: Marr ha compuesto bandas sonoras para películas como "The big bang" y la reciente "Inception" (2010), de Christopher Nolan, junto al músico Hans Zimmer.
Pocos invitados llegan con tantos antededentes a la próxima versión de Lollapalooza, y a ellos Johnny Marr suma finalmente la noticia fresca de su más reciente disco, The messenger (2013), el primero de toda esta historia que viene firmado como solista. En vivo el guitarrista conjuga todas esas facetas.
-¿Es un problema elegir las canciones para un concierto? ¿Hay ciertos equilibrios que mantener?
-Sí, pero es un problema agradable, ¿sabes? —responde con su marcado acento de nacido en Manchester—. Mi grupo toca muy bien las canciones antiguas y eso es muy grato. Lo que hacemos simplemente es escoger lo que pienso que la gente más quiere escuchar del catálogo viejo. Porque tienes que tocar cosas que la gente conoce. Tengo que tocar "How soon is now?", porque tiene mi sonido, y me encanta generar un buen momento así para el público.
-¿Hay diferencia en la recepción de las canciones del disco nuevo?
-Lo grandioso es que en muchos países hemos tocado casi todas las canciones de The messenger. Hay noches en las que tocamos cada canción del disco, y estoy muy satisfecho de poder hacerlo y de que a la gente le guste. Nunca antes había estado en un grupo en el que hiciera eso. Cuando compuse el disco quería que las canciones fueran buenas en vivo, no quería que hubiera algunas que no pudieran ser tocadas en un show. Incluso a veces tocamos los lados B del nuevo disco, en los shows en EE.UU.
-Tal vez una formalidad, pero es primera vez que presentas un disco como solista, sin The Cribs, sin The Healers, ni por cierto The The o The Smiths. ¿Te sientes un recién llegado por esa razón? ¿Es extraño hacer algo por primera vez a estas alturas de tu carrera?
-Sí, entiendo la pregunta, pero la respuesta es que en realidad no lo siento así. Porque si me uno a un grupo, digamos The Cribs, y hago un disco y un par de giras, o me uno a Modest Mouse y hacemos un par de discos, y después me meto en la banda sonora de una película, como "Inception", o ahora que estoy terminando la nueva película de "Spiderman". Si luego voy a mi carrera como solista, veo todo eso como parte de lo mismo, como parte de ser un artista (...). Nunca pensé en quedarme en el mismo grupo por treinta años. Eso simplemente me parece una pérdida de oportunidades. Lo entiendo y respeto a grupos como tal vez U2 o R.E.M., pero nunca fue mi intención mirar las mismas caras por treinta y cinco años. Ésa es una de las razones por la que no me quedo haciendo lo mismo durante un período largo.
-A propósito de cambios, en vivo estás tocando "Getting away with it". ¿Cómo fue el proceso de traducir esa canción desde el sonido más electrónico original, con Electronic, hasta la versión de guitarras de ahora?
-Sí, ése es un buen punto. Lo bueno de mi nuevo grupo es que a todos nos gusta el soul norteño (northern soul). No sé si estás al tanto de esa música: fue una especie de cultura subterránea a comienzos de los '70 en el Reino Unido. Gente a la que gustaban discos de soul muy, muy raros y difíciles de encontrar, que no fueron hits. Y mi banda y yo hemos ido a ciertos clubes nocturnos en el Reino Unido en los últimos dos años a buscar estos discos de soul. Y al ensayar "Getting away with it" empezamos a tocarla como una vieja canción soul. Cuando toqué con New Order en Las Vegas, Bernard Sumner la escuchó por primera vez y no podía creer lo que habíamos hecho con ella. Y de verdad funciona.
-Has mencionado a grupos como New Order, hemos hablado de The Smiths y también está el caso de Oasis: Todos grupos que están cruzados por conflictos internos entre integrantes o definitivamente disueltos. ¿Dirías que eso forma parte del ADN de un grupo musical, al revés de la expectativa de los fans de ver a esos grupos reformados?
-No sé, porque el problema es que si eres una persona creativa lo que buscas es desarrollarte. Y si tienes suerte progresas como individuo. Y entonces tratar de repetir la química que tuviste hace veinticinco años suena un poco raro, no sé cómo podrías hacer algo así. Porque uno quiere evolucionar. No soy la misma persona que era hace veinticinco años. Ni siquiera soy la misma persona que fui hace dos días. Lo que quiero es hacer música. Es como ser parte de un rompecabezas, si con el tiempo algunas piezas cambian, el rompecabezas no va a calzar como antes.