Después de cinco años evitándolo, Cordera se reencontrará este sábado con todo su repertorio histórico.
LUNGustavo Cordera, ex líder de Bersuit Vergarabat, aterriza este fin de semana en Santiago para realizar un concierto retrospectivo de su carrera. Un show de grandes éxitos, para decirlo en fácil, y en términos que parecen equipararlo con tantos y tantos que en estos días se asoman en la cartelera nacional, con la fórmula de pasearse por los hits.
Pero no. Lo del argentino es distinto. Lo del "Pelado" no pasa por sacar del horno hamburguesas llamadas "Sr. Cobranza" o "Yo tomo", y luego pasar por caja. La mirada hacia atrás, tiene que ver con un reencuentro urgente consigo mismo, tras una temporada que amenazó con sumergirlo en la oscuridad.
"Éste es un momento de instrospección para mí muy fuerte", reconoce. Y se larga: "Tengo que confesar algo. El hecho de haber sido expulsado de la Bersuit, como fui expulsado, a mí no me salió barato. El precio de eso fue carísimo, fue una gran resistencia (del público), porque la Bersuit ha sido una banda importantísima en Argentina y Latinoamérica. Hay una resistencia que ha hecho que la gente no haya podido escuchar nada nuevo de lo que yo hice, y eso recién ahora está cediendo, porque al hacer yo nuevamente mis canciones de esa época, la gente se empezó a relajar y a escuchar el nuevo material. Por eso, creo que es un buen momento para venir e integrar toda la historia".
Porque cuando Cordera habla de "hacer yo nuevamente mis canciones de esa época", es porque efectivamente ha pasado largo tiempo sin tocar parte importante de su repertorio histórico. La razón, se origina nuevamente en la ruptura con su banda de origen: "Los chicos me pidieron tocar mis canciones, porque no querían quedar sin trabajo, y que les diera el nombre de Bersuit. Y es lo que hice. Cuando vi que eso significaba mi suicidio artístico, y que de alguna manera me estaba haciendo daño a mí mismo, decidí al menos volver a tomar esa historia para darme vida a mí mismo. Si no, era una situación de omnipotencia la mía: Pensar que podía darles todo, quedarme yo sin nada, y poder subsistir de ese modo. No es posible".
Superar todo eso requirió de años de terapia, mientras publicaba discos como Suelto y En la Caravana Mágica, y vivir un duelo que aún no cesa. Pero se aprende a vivir con las cicatrices, asegura Cordera. Tanto, como para atreverse ahora a retomar temas que antes tampoco podía interpretar. "No me atreví a cantar las canciones que cantaba con mis compañeros, a pesar de haberlas hecho yo, con mi puño y letra. Sentía culpa, sentía angustia cuando lo hacía. Y después de cinco años, cuando ellos pudieron empezar a hacer sus discos, su propio camino, sentí la necesidad de yo tomar las canciones que había hecho, y volverlas a cantar. Y no sólo eso, también integrarlas a mi nuevo repertorio, que de algún modo se sentía sin historia, sin madres ni padres".
El resultado de esa integración se verá este sábado 23 en el Club Chocolate, en un show bautizado como "De Mi caramelo a Soy mi soberano", aludiendo a dos canciones de diversos momentos de su trayectoria.
-¿Se fija la línea de tiempo con esos títulos?
-Exactamente. "Mi caramelo" debe ser la canción seis o siete que hice en mi vida, estamos cerca de la época más arcaica de mi composición. Esa canción la hice más o menos en el 82, yo tenía 21 años, o sea, seis años antes de formar Bersuit. Y llegaremos al presente, porque hay canciones nuevas que vamos a tocar.
-En Bersuit tuviste distintas esferas, incluida una más hardcore. Lo que más se conoce de ti en el último tiempo es más íntimo, aunque también más latino y fiestero. ¿Este recorrido mira a todas esas esferas?
-Sí. Pero no te engañes, porque en mi último disco figuran temas como "India negra cumbia", "La caravana se siente", incluso "Canción para mi cabeza", donde se nota la impronta rockera de esta formación, que es muy marcada.
-Hablaste de una etapa reflexiva por la que atraviesas, pero parece que eso lo arrastras de hace un tiempo: Cuando viniste a Lollapalooza, e hiciste el gesto de quedar desnudo sobre el escenario, luego dijiste que tenía que ver con exponer tu fragilidad...
-Sí, estoy yendo por ahí, por ser honesto conmigo mismo, por salir de la armadura rocker, el traje rocker: Imperturbable, rebelde, malo. No quiero jugar más a eso. Voy a jugar a ser honesto conmigo mismo, porque hoy la gente está necesitando creer, encontrarse con un ser real, no con una momia.
-Pasado un par de años, ¿cómo recuerdas ese gesto? ¿En algún momento te arrepentiste?
-Todo lo que hice lo volvería a hacer, pero de una manera distinta. A mí me encanta haber pasado por esa experiencia, y por todas las experiencias que voy a pasar. Seguramente, lo del sábado, será otro gran momento.