Hay trazos de un retrato hablado implícito a lo largo de las canciones del primer disco de Roque & los Caminantes. Y el retrato hace juego con la clase de nombre elegido por esta banda rockera chilena que lidera el cantante Edo Agrela. Agrela es el autor y compositor, pero, según esa nomenclatura, el que va al frente aquí es Roque, y tiene unos rasgos bien marcados. Es un convicto en "En prisión". Es un romántico en "Pasando el invierno", con declaraciones del estilo de "Y mi guitarra será mi almohada". Es un solitario en "Eres todo lo que tengo", con versos como "No quiero agradecer, no quiero deber / favores que no voy a pagar". Es un descreído en "La justicia", ejemplo de ese viejo tópico del rock escéptico frente a poderes e instituciones.
Convicto, solitario, romántico y descreído son caracteres a tono con el tipo de música que tocan Roque & los Caminantes. Es rock de viejo cuño, con afluentes como Rolling Stones, blues, rock and roll y no es casual que la mencionada "En prisión" sea una lectura personal del grupo para "Folsom Prison blues", obra del prócer country estadounidense Johnny Cash. Pasando el invierno es un recorrido que en sus primeras estaciones abunda en un rock energizado a punta de secciones de bronces en tres canciones, de piano blusero en dos, de un juego entre castañuelas y trompetas de sabor "hispano" en otras dos, de órgano Hammond en una y de guitarras eléctricas a granel, para volverse en la segunda parte más introspectivo y acústico.
Agrela ha madurado estas influencias rockeras desde cuando a mediados de la década pasada circulaba por escenarios de bares santiaguinos con Los Gatos Negros, su banda previa, hermana de otras como Dion, Viernes Muertos o División Usados. Un crédito reciente es la convicción con que trae aquí de vuelta a las consolas a Hernán Rojas, productor chileno con años de grabaciones internacionales en el cuerpo, pero mucho más dedicado a la radio en el último tiempo. Y la banda también es llamativa: los créditos del disco incluyen a Camilo Salinas (teclados), Jorge de la Selva (bajo) y PedroPiedra (batería), además de invitados como el inclasificable cantante chileno Alejandro Lazo, para enlazar con más raíces cercanas. Porque "Folsom Prison blues" será siempre de Johnny Cash, pero en este disco el tren de esa canción va camino a Copiapó. Y la última composición se llama "Antuco" y es un homenaje a los conscriptos muertos en la tragedia de esa comuna de la región del Biobío en 2006. Esto es rock chileno.