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Con un encuentro emotivo entre Sinéad O'Connor y el público chileno terminó el festival Womad

A veinticinco años de su primera visita a Chile en 1990, la cantante irlandesa cerró este domingo la primera versión del festival internacional celebrado el fin de semana en la comuna capitalina de Recoleta.

16 de Febrero de 2015 | 17:01 | Por David Ponce, Emol
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Sinéad O'Connor fue la encargada de cerrar la primera versión en Chile del Festival Womad.

El Mercurio

SANTIAGO.- Bien reservada para el cierre del festival Womad celebrado por primera vez en Chile fue la actuación de la cantante irlandesa Sinéad O'Connor, en esta noche de domingo en la capital.

A veintinco año de su única visita previa a Chile, cumplida en 1990, la artista fue la atracción más reconocida del encuentro y aportó con un repertorio de rock, balanceado entre canciones recientes y sus grandes éxitos, a la diversa línea editorial que caracteriza a este festival iniciado en 1982 por el músico inglés Peter Gabriel.

Minutos después de las diez de la noche Sinéad O'Connor subió al escenario central del festival, montado en la Plaza de La Paz en Recoleta, la comuna capitalina en la que tuvo lugar esta primera versión de Womad realizada en América. Eran los descuentos de la tercera y última jornada, poco después de que Nano Stern actuara como anfitrión tras su show del año pasado en la edición original en Inglaterra, y de que Chango Spasiuk mostrara su repertorio argentino de raíz folclórica en el otro escenario.

Músicos de África, Norteamérica, el Caribe y Sudamérica protagonizaron los tres días de festival en una diversa banda sonora: "Cosas que no podremos escuchar en las radios ni ver en las pantallas de televisión mientras este país no cambie", como bien resumió el alcalde recoletano Daniel Jadue en una breve intervención previa al cierre con Sinéad O'Connor. Luego la cantante lo corroboró al privilegiar en buena parte su repertorio más reciente en el show de cierre.

De ese modo la cantante abrió el show con la intensa "Queen of Denmark" y con "4th and vine", dos de las canciones de su disco "How about I be me (and you be you)?" (2012), y así también elegió "The wolf is getting married", del mismo álbum; "Something beautiful", de "Theology" (2007), o "Take me to church", del más reciente "I'm not bossy, I'm the boss" (2014), lanzado hace seis meses, como garantías de que Sinéad O'Connor no está en el negocio de explotar la nostalgia por sus éxitos de los años '80 y '90 ni mucho menos.

Secundada por un quinteto de dos guitarras, teclados, bajo y batería, la cantante mostró un sonido cercano y directo, más próximo al de una sala que al de un estadio, que contribuyó a tener un lazo estrecho con el público. Y en vivo ella tiene en la guitarrista y la bajista de la banda a sus mayores aliadas. Además de tocar, las dos cantan a menudo en voces simultáneas con Sinéad O'Connor, en un trío que es la mayor atracción del grupo y que tiene su mejor momento cuando todas entonan a capella la canción "In this heart", del disco "Universal mother" (1994).

No por eso la cantante depende de ese apoyo para su desempeño vocal, como queda claro en las numerosas canciones en la que se hace cargo sola de la voz. Incluso en varias de ellas queda sola en el escenario, sólo premunida de una guitarra eléctrica. Es cuando canta por ejemplo "Three babies" o "Black boys on mopeds", y no es casual que sean dos canciones del disco que determinó su éxito internacional, "I do not want what I haven't got" (1990), y con el que logró los momentos de mayor comunión con el público. La sensible "The last day of our acquaintance" y el hit "The emperor's new clothes" fueron otras citas de ese disco.

Muchas canciones quedaron en tintero, incluso singles radiales de diversa data como "No man's woman", "Fire on Babylon" o el temprano "Mandinka", como nuevas evidencias de que el show de la cantante no es una mera antología de hits. Para su debut en Santiago, invitada al festival "Desde Chile… un abrazo a la esperanza" celebradado en noviembre de 1990 en el Estadio Nacional, una Sinéad O'Connor de veintitrés años dedicó otra de las canciones de su disco de ese año, "I am stretched on your grave", a la memoria de Rodrigo Rojas Denegri, joven fotógrafo asesinado por militares chilenos durante la dictadura. Y si esta vez tampoco la cantó, sí hubo otra dedicatoria. "Me gustaría dedicar una canción a Violeta Parra", dijo y entonces tocó su mayor éxito, "Nothing compares 2 U". Fue al final, sola otra vez con un acompañaminto de guitarra tan tenue que fue además la mejor invitación a que todos cantaran con ella ese himno de ayer y de hoy para rubricar su emotivo reencuentro con Chile.

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