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Nano Stern y su opción por Viña: "Todo lo que me hacía dudar tenía que ver con miedos"

Aunque reconoce que durante un período observó al Festival "con mucho desdén", hoy cree que son temores los que a veces se esconden "tras esa actitud media arrogante". Hoy los venció y decidió formar parte de este evento, aunque con un desafío claro: Mantenerse fiel a sí mismo tras la bajada de luces.

23 de Febrero de 2015 | 15:53 | Por Sebastián Cerda, Emol
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''La gente tiene una visión mía muy distinta de lo que soy en verdad'', dice Stern sobre las ideas que imperan en torno a su obra. En Viña espera despejar las dudas.

El Mercurio

VIÑA DEL MAR.- En sus 29 años de vida, la percepción que el músico nacional Nano Stern ha tenido respecto del Festival de Viña del Mar, ha pasado por todas las fases: "Lo recuerdo de niño en su gloria y majestad, lo que significaba para mis padres, mis hermanos, el Festival de The Police. Después en mi adolescencia miré a Viña con mucho desdén, como una weá muy penca, y que tiene que ver también con la arrogancia del adolescente, de ser como más rockero y creer que todo es malo. Más de grande me empezó a suceder que todos los años había algún show que era grosso, y veía que era un mundo muy representativo de lo que pasa en la calle, donde hay mucho ruido y pocas nueces, pero nueces buenas".

Eso hasta que el cantautor dejó de ser un simple espectador, y pasó a formar parte de un universo que entra en interacción directa con el certamen, al ver a compañeros de escena como Manuel García o Gepe presentándose también en el lugar. Entonces el viraje se completó.

"He aprendido a tener una actitud más humilde ante esto, porque es fácil ser despectivo desde el under, desde lo indie, pero cuando empiezas a ver cómo trabaja la gente tienes que tragarte tus palabras. Porque puede gustarte o no, puede que a ese circuito de gente joven y bonita que se pasea por los bares indie de Santiago, que van a ver a las bandas independientes al bar Loreto o al Onaciú, miren a Romeo Santos o Arjona con la nariz respingada y una actitud súper barsa... Y me han pasado muchas cosas últimamente, pero esta experiencia de prepararme para el Festival me ha hecho decir 'aro, aro', mucho respeto por esa gente, que hace música muy popular, y lo hace muy bien, trabajan muy en serio. Es una muy buena lección de vida: Ahora que me toca salir a la cancha con ese mundo, hay que saber hacerla".

Con ese ánimo arriba a su primera vez en el Festival el autor de "Cantaba", quien este viernes 27 asumirá el rol de último defensor del desembarco de una nueva generación de cantautores chilenos en la Quinta Vergara, desde 2012 hasta hoy. Casi por orden natural, fue su nombre el que apareció en la mesa de los organizadores tras los pasos de García, Gepe y Francisca Valenzuela, pero tomar la decisión no fue sencillo para Fernando Stern Britzmann.

"Tuve dudas legítimas, me lo cuestioné: Será el momento, qué gano, qué pierdo, y finalmente me di cuenta de que todo lo que me hacía dudar tenía que ver con miedos, que a veces se esconden detrás de esta actitud media arrogante que tiene el mundo de la elite cultural con el Festival de Viña, con la masividad", cuenta.

Y Stern soslayó esos miedos, aunque los mismos también le sirvieron para definir la manera de enfrentar el desafío y el camino a seguiir después, "porque yo a veces veo lo que pasa con artistas que alcanzan un grado de masividad como el que entrega el Festival de Viña, y no necesariamente es un camino que yo quiera seguir. Yo veo que no todos después de una experiencia así siguen siendo completamente fieles a sí mismos. Ese para mí es el desafío real que viene después... si es que me va bien".

Esa última frase resuena alrededor del músico apenas pronunciada, y lo hace mirar desde ya con escepticismo el momento clave de este evento: Los trofeos. "Es que Viña tiene esta cosa media ridícula y macabra de que es el 'Monstruo', y que te puede ir mal. ¡Qué ridículo, si es un festival de música, la gente paga para disfrutar! Me es ajena esa realidad, pero tampoco soy Calle 13 que voy a decir 'no me den premios, déjenme tocar'. No estoy en eso".

"Igual va a ser bonito ver un día en la sala de ensayo el Altazor, al lado una Gaviota de Viña y decir 'puta, hemos hecho hartas weás' ", proyecta después.

-¿Crees que tu presencia en Viña haga justicia también con la fusión latinoamericana, un género que no ha tenido tanta presencia aquí?
-Ahora que lo dices me hace sentido. Lo que he estado haciendo con mi banda es una música que en Chile existe hace tiempo, pero que ha estado muy al margen de la masividad. Han pasado por Viña Los Jaivas, Congreso e Inti-Illimani, pero cada uno tiene más de 40 años de trayectoria. Entonces para mí, que soy joven, es muy emocionante estar ahí, y es la posibilidad de mostrar otra música a la gente. Qué bueno que lo digas tú, porque la gente tiene una visión mía muy distinta de lo que soy en verdad, y cuando alguien llega por primera vez a un concierto me llegan comentarios de que salieron con la cabeza dada vuelta, que no se lo esperaban: Una banda de ocho monos, todos tremendos músicos, y con un desarrollo musical que va mucho más allá de una canción con guitarra.

-Manuel García aprovechó su paso por Viña para hacer discurso, plantear sus inquietudes, ¿lo harás también?
-La expresión que me acomoda es que estoy día a día sacándole punta a la lengua. Es una oportunidad demasiado transversal como para desaprovecharla, es casi una cadena nacional, entonces claro que es una posibilidad de decir cosas, y si lo hago en todos mis conciertos, no veo por qué no hacerlo ahora. Por supuesto que implica un grado más de reflexión que cuando estás en otro escenario, que no sale por la tele a todo el país. Hay que ser sensible al momento que se está viviendo, estoy tratando de ser muy agudo en mi lectura de lo que está pasando.

-¿Y cómo te tomas todos estos elementos adicionales que tiene el Festival, como la Gala o los personajes de televisión dando vueltas?
-Me lo tomo con humor, entiendo que es parte del juego. Todos los contextos tienen sus protocolos: Así como es ridículo que los directores de orquesta salgan cinco veces a recibir el aplauso, esto tiene sus ridiculeces, pero filo, me las banco. Mi intención es pasarlo bien, observar la farándula con escepticismo, con crítica, pero sin ser tonto grave: Si estoy aquí, no voy a mearles en el living de la casa.

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