Así luce el memorial de la zona cero.
New York Times.NUEVA YORK.- Más de cuatrocientos árboles hay en el memorial a las víctimas del atentado a las Torres Gemelas, pero solo uno fue testigo del horror. "El árbol que sobrevivió" se convirtió en un símbolo de la recuperación de Nueva York tras la tragedia y, ahora, en el protagonista de un documental.
El cineasta Scott Elliott está rodando "The Trees", una pieza cinematográfica sobre las historias de los robles bicolor de la "zona cero", que fueron trasplantados desde otros estados vinculados a ataques terroristas, para interpelar al espectador sobre el recuerdo de las 2.983 víctimas de los atentados de 2001.
A través de los árboles que simbolizan "el renacimiento y la renovación, esta película pregunta cómo nosotros, como ciudad y como nación, recordamos y rememoramos la tragedia", dice Elliott en su página web.
Sin embargo, y pese a los emocionantes viajes de los árboles desde Washington o Virginia, el documental tiene un claro protagonista: "The Survivor Tree", un peral de unos cuarenta años de edad con "propiedades mágicas".
"Es el único árbol que sobrevivió a los ataques del 11 de septiembre del 2001. Nos pensábamos que estaba muerto, pero en octubre de 2001 empezó a sacar nuevas hojas, y los árboles no hacen eso normalmente: la única manera de que lo consigan es que quieran demostrar que quieren vivir", dijo el director de Diseño y Construcción del Monumento, Ronaldo Vega.
Ha sido testigo de terremotos, del huracán Sandy, de tormentas de invierno y se creyó muerto tras el atentado, pero después de renacer de forma "mística" se convirtió en el único ser vivo que sobrevivió en la "zona cero", por lo que es un punto de reunión para mandatarios internacionales o turistas que visitan el Memorial.
"Tenemos un Memorial que habla de los que fueron asesinados, y tenemos un árbol que habla de aquellos que sobrevivieron", explicó Vega sobre este peral de Callery, que este fin de semana, según las predicciones, debería florecer.
Los diseñadores del Memorial, Michael Arad y Peter Walker, quisieron construir un espacio que refleje la ausencia de los que fueron asesinados y de los mismos rascacielos, por lo que el espacio debía ser plano y dirigir la mirada de los asistentes hacia los nombres esculpidos en los paneles del memorial.