El joven abogado Hans-Joachim Litten fue parte de ese grupo de personas que veían en el horizonte las nefastas consecuencias del paulatino advenimiento del nazismo.
Ediciones B, 2008SANTIAGO.- Antes y durante la Segunda Guerra Mundial, muchos hombres y mujeres en Alemania vislumbraron el oscuro y brutal sendero por el cual Adolf Hitler conduciría a su país. Sin embargo, la mayoría de ellos habría de fracasar en su intento por detenerlo o simplemente moriría en el proceso.
El joven abogado Hans-Joachim Litten fue parte de ese grupo de personas que veían en el horizonte las nefastas consecuencias del paulatino advenimiento del nazismo. Y consecuente con sus ideas, el 8 de mayo de 1931, en los juzgados penales de Berlín, se enfrentó cara a cara con el líder del Partido Nacionalsocialista.
¿El motivo? Una causa judicial contra Honrad Hermann Stieff y otros tres miembros de un grupo de asalto nazi, por intento de homicidio. Y cuya investigación había llegado lo suficientemente lejos como para demandar la asistencia de Hitler en el banquillo de los acusados.
Precisamente este es el eje de “El Hombre que Humilló a Hitler” (Ediciones B, 2008), escrito por Benjamín Carter Hett, un abogado estadounidense que decidió abandonar el ejercicio del Derecho para abocarse a la docencia.
En cierta forma Carter es un colega rescatando del pasado la vida de otro colega. Un abogado, Litten, que a pesar de las amenazas y de tener la sala llena de partidarios del líder nazi, no trepidó en someterlo a un feroz interrogatorio, en el cual Hitler cayó en numerosas y profundas contradicciones, quedando literalmente en ridículo.
Un episodio que habría de marcar toda su vida, ya que Hitler nunca olvidó esta experiencia y esperó pacientemente durante años la oportunidad de cobrar su venganza.
Así, cuando finalmente llegó al poder, una de las primeras medidas que tomó fue ordenar la detención de Litten, quien luego fue enviado a diferentes campos de concentración, donde padeció maltratos y torturas.
De esta forma, Litten pagó con su vida el atrevimiento de haberse enfrentado en público al líder nazi, ya que tras la llegada de Hitler al poder en 1933, estuvo entre los primeros en caer bajo su puño.
Pero “El Hombre que Humilló a Hitler” no es sólo la vida de Litten, ya que a través de su historia asistimos también a los vertiginosos procesos históricos de la Alemania de los años ’30, como la caída de la República de Weimar y el fervor popular que intentaba convencer al país y el mundo de que Hitler era el gran líder que estaban esperando.
Sin duda, un libro intenso y dramático en su narración, pero aleccionador respecto a cómo los regímenes democráticos pueden sucumbir ante la ambición y locura de grupos capaces de “encantar” a millones con sus discursos. Eso fue lo que ocurrió en 1933 y que tal vez, con otros nombres y características, podría repetirse en muchos rincones del planeta.