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Italiano cuenta paso a paso cómo descubrió música oculta en "La Última Cena"

En "La música escondida", Giovanni Maria Pala muestra las melodías que Leonardo habría inscrito en el cuadro, además de una serie de mensajes religiosos.

07 de Abril de 2009 | 13:12 | Sebastián Cerda, El Mercurio Online
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Los panes en la mesa y las señas dadas por los apóstoles con sus manos, fueron la clave que Pala utilizó para dar con la melodía.

Ediciones B

SANTIAGO.- En 2003 se publicó en Estados Unidos una novela que se transformaría en uno de los mayores best-seller del último tiempo. Era "El Código da Vinci", un libro del escritor Dan Brown que relataba toda una teoría que echaba por la borda los cimientos que habían sostenido por siglos al cristianismo.

En parte, las huellas que permitirían dar con esa teoría estaban en las obras del mismo artista que da nombre a la novela: Leonardo da Vinci. Y aunque todo esto no provenía de otra parte que de la cabeza de Brown, fueron cientos las voces que se levantaron intentando echar por la borda los planteamientos que sostenían a la novela, pese a su evidente categoría de ficción.

Entre otros argumentos, decían que es imposible que Jesús haya tenido hijos con María Magdalena, que los merovingios sólo tienen ascendencia europea y que, naturalmente, no hay ninguna clase de códigos secretos detrás de las pinturas de Leonardo da Vinci.

Pero en esto último, y tal vez sin quererlo, las ideas de Dan Brown pueden no haber sido tan descabelladas. Al menos en Italia, la cuna del artista, encontró un sostén a sus propuestas: Es Giovanni Maria Pala, de quien acaba de publicarse en Chile el libro "La música escondida" (Ediciones B, $8 mil promedio).

El texto relata los pasos que siguió Pala, músico y experto en informática, para descifrar la supuesta escritura musical que se escondía detrás de "La Última Cena", la célebre obra pintada por Leonardo en un muro de la iglesia Santa Maria delle Grazie, en Milano.

El autor se dejó llevar por versiones anteriores que daban cuenta de esta posibilidad, pero que no entregaban argumento alguno que sostuviera la posible existencia de esta música ni, menos, algún tipo de lenguaje musical concreto que se haya descubierto.

Por esto, se embarcó en la tarea de descubrir esa música y analizó detalle por detalle el mural, después de remitirse al tipo de escritura musical vigente en el Renacimiento, así como a la relación evidente que Leonardo pudo tener con la música.

De este modo comenzó a determinar que había coherencia en la idea, y partió por asociar cada pan arriba de la mesa a una notación musical, así como hacer caso a las manos de cada uno de los apóstoles, todas expuestas.

Así determinó que allí también había notas, además de señales que indicaban hacia dónde ir, qué intensidad aplicar y cuándo detenerse y concluir.

Para su sorpresa, las asociaciones no sólo fueron arrojando un lenguaje plausible —partiendo por un perfecto pentagrama—, sino también códigos con sorprendentes mensajes cristianos. "A través de la investigación (Leonardo) emergía no sólo como un buen músico, sino como un teólogo refinado y sutil", afirma el autor.

Y aunque es posible que muchas de las asociaciones hechas por Pala suenen forzosas, el resultado de todos modos es concreto y único, y el autor se encarga de demostrarlo: El libro viene con un CD que incluye las pautas y, obviamente, la música "descubierta" interpretada con un antiguo órgano.

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