Andrea Robles, El Mercurio
Comentario: Yo no soy ése SANTIAGO.- Las noches ya comienzan a estar frías en Santiago, y la de este martes, en Arena Movistar, no fue la excepción. Allí se reunieron cerca de ocho mil seguidores del neoyorquino Moby, que buscaron en el heterogéneo repertorio del artista una suerte de refugio.
Tal vez algunos lo hayan encontrado, pero seguro que para otros no fue así: un público disímil y vacilante fue el que dio respuesta a los estímulos que venían desde el escenario, y que tenían exactamente esas características.
Sin un asentamiento fijo, Moby recorrió su exitoso repertorio vistiéndolo de todos colores: Íntimo, rockero, popero, electrónico, etc., aunque sin dejar fuera prácticamente ninguno de sus éxitos universales.
El inicio lo dio acudiendo a las piezas de su más reciente disco,
Wait for me (2009), partiendo por la que precisamente abre esa placa: La atmosférica y melancólica "Division". Su aparición en escena también fue en compañía de un tema instrumental, "Shot in the back of the head", hasta que en el tercer turno cantó la algo más encendida "Mistake".
Luego de eso desenfundaría sus variopintas versiones de "Bodyrock", "Go", "We are all made of stars", "Why does my heart feel so bad?" (que dedicó a las víctimas del terremoto) y "Porcelain", entre otros éxitos extraídos principalmente de su álbum Play (1999).
El público respondió confundido, y sólo hacia el final, con temas como "Raining again", "Disco lies" y "The stars", terminó apostando por la fiesta y el baile.
Cuatro parrillas de luces y un telón negro de fondo fueron el único acompañamiento visual del artista, quien vino secundado por una banda que alterna con las bases electrónicas, y en la que nuevamente sobresale con creces la cantante Joy Malcolm.
