Durante siete meses, Polanski no pudo cruzar el cerco de esta casa en Gstaad, Suiza. La policía procuraba el cumplimiento de esta disposición con apoyo de un brazalete electrónico.
APGINEBRA.- El cineasta franco-polaco Roman Polanski abandonó el chalet donde permaneció siete meses en arresto domiciliario, a la espera de la decisión sobre su extradición a Estados Unidos, que hoy fue definitivamente descartada.
Según dijo uno de sus empleados a las decenas de periodistas que esperaban alrededor de su casa, Polanski abandonó su residencia, aunque el trabajador no precisó a qué hora exactamente.
Testigos vieron salir del garaje de la casa hacia las 14:30 horas locales un coche con cristales polarizados, por lo que no se ha podido comprobar la identidad de las personas que se encontraban en el interior.
El portavoz del ministerio de Justicia helvético, Rudolf Wyss, confirmó que el brazalete electrónico que portaba Polanski para evitar una eventual fuga le fue retirado "al mediodía", y que desde ese momento el cineasta "era libre de hacer e ir donde quisiera".
Como medidas preventivas, el ministerio de Justicia le había prohibido salir del perímetro de su casa, situada en la exclusiva estación de esquí de Gstaad, y le había colocado el mencionado brazalete electrónico.
Wyss señaló, asimismo, que Polanski no iba a ser escoltado por la policía helvética y que de su seguridad de encargaban a partir de ahora sus propios empleados privados.
La ministra de Justicia de Suiza, Eveline Widmer-Schlumpf, informó hoy que Polanski era "libre" tras haber sido rechazada la demanda de extradición solicitada por los Estados Unidos.
Dos han sido los argumentos que pesaron en la decisión: la falta de pruebas concluyentes sobre el proceso que tuvo lugar en Estados Unidos en 1977, y el "principio de confianza" con el que cuenta Polanski.
El realizador, de 76 años, está acusado en Estados Unidos de haber mantenido relaciones sexuales con una menor de 13 años en 1977, cuando él tenía 43.
Polanski llegó años después a un acuerdo económico con la joven y su familia, quien retiró todos los cargos y se pronunció públicamente por el cierre definitivo del caso, pero los jueces estadounidenses consideran que el delito no ha prescrito y debe ser juzgado por el mismo.