''Post Mortem'' compite con ''Meek's Cutoff'' y ''Di Renjie zhi tongtian diguo''. En la foto, Pablo Larraín, Antonia Zegers y Alfredo Castro.
AP.VENECIA.- El filme chileno "Post mortem", de Pablo Larraín, triunfó hoy, domingo, en la quinta jornada del 67o. Festival de Venecia y se coloca entre los más firmes candidatos al León de Oro.
El seleccionador Marco Mller definió como "bellísimo" a esta obra, cuando presentó el programa de la "Mostra", pero se olvidó de agregar el adjetivo "escalofriante".
La trama, ambientada en un hospital forense donde llegan cadáveres durante el golpe de estado pinochetista de 1973, y el desenlace imprevisto y horrendo -que anticipa metafóricamente la década de terror que se abrió entonces Chile- ameritaban esa calificación.
Le hace compañía en el concurso el norteamericano "Meek's Cutoff", de Kelly Reichardt, verdadera sorpresa del Festival, con la historia de un grupo de colonos que en 1845 se pierden en el desierto de Oregón.
También en concurso figura el hiperbólico filme de kung-fu "Di Renjie zhi tongtian diguo" (Detective Dee y el misterio de la llama fantasma), del veterano Tsui Hark, que puede atraer al presidente del jurado Quentin Tarantino por su cóctel de duelos espectaculares y efectos especiales.
La tercera obra de Larraín
"Post mortem", tercer largometraje de un director de 34 años que recupera con su cine el clima de la dictadura chilena (1973-90), narra sobre un amanuense de autopsias de un hospital forense cuando llegaban montañas de cadáveres de víctimas de la represión pinochetista.
El filme, interpretado por el mismo actor de "Tony Manero", Alfredo Castro, que lanzó internacionalmente a Larraín en 2008, muestra el proceso imperceptible que llevó a muchos chilenos a colaborar o por lo menos tolerar la dictadura militar.
Mario Cornejo tiene 55 años, un físico poco agraciado, vive solo y está enamorado de su vecina, una vedette con problemas de anorexia, interpretada de manera notablemente por Antonia Zegers.
Cuando en septiembre de 1973 empiezan a llegar cadáveres al hospital en el que trabaja, Mario se adecua a la nueva situación y termina colaborando con el régimen.
El empujón final se lo dará el descubrir que la vedette tiene un amante, y que ambos son buscados por el régimen, lo que provocará en él una reacción violenta y cruel que no tiene nada que envidiar a la represión pinochetista.El momento culminante del filme es la autopsia a un personaje importante de Unidad Popular (de izquierda) que exigirá a los protagonistas a elegir de qué parte estarán.
Escrito con Mateo Iribarren, colaborador de Larraín también en "Fuga" y "Tony Manero", el filme se introduce sin prisa y sin pausa en el torbellino de terror que se apodera del país en 1973.