El mexicano inició este martes una tanda de presentaciones a tablero vuelto en la Arena Movistar.
Ciro Peralta, Emol.SANTIAGO.- Ésta es una historia conocida: Un recinto repleto, fans extasiadas y Luis Miguel ofreciendo un concierto sin fisuras, que avanza como reloj. El mexicano no está más joven, ni mucho menos muerto, como llegó a especularse en los últimos meses. Por el contrario. Con el rigor que da una experiencia como la suya, el cantante regresó este miércoles 17 a los escenarios locales, para volver a abrir una tanda de presentaciones a tablero vuelto en la Arena Movistar.
Es cierto que el suyo es un libreto que se repite bianualmente desde hace varias temporadas, pero no por eso menos efectivo ante sus devotas, que aprecian no sólo su bien entrenada garganta y su estampa de caballero: Para sus ya maduras fans, el Luis Miguel construido es un ser que reúne prácticamente todas las características del hombre ideal.
Por ello los chillidos suenan ensordecedores desde el inicio, pasadas las 21:00 horas, cuando sólo se han apagado las luces para que los músicos se posicionen, y aunque pasen largos segundos hasta que empiecen a sonar los primeros acordes. Se trata de la misma cortina de Earth, Wind & Fire (busque "In the stone") que en Chile asociamos sin más opciones al Festival de Viña del Mar, y que es claro indicio de una de las caras que esta noche tendrá.
Elevando hasta el límite los decibeles emanados desde las gargantas del público, Luis Miguel aparece en escena para interpretar al hilo "Te propongo", "Suave" y "Con tus besos", tres muestras de su tradicional e inofensiva lectura funk, bien sostenida en el octeto de bronces que ocupa exactamente la mitad de la banda de acompañamiento.
Su otra gran esfera, de tonalidades románticas, es la que también adorna gran parte del repertorio, y a ella entrega el segundo segmento con los boleros "Tres palabras" (de su último disco LM) y "La barca", además de una versión balada de "Volver".
De ese continuo que tiene idas y vueltas, el mexicano sólo se aparta para armar medleys con sus clásicos de la adolescencia y de los primeros 20 años. De allí vino también el momento más celebrado de la noche, y en el que el karaoke (que es permanente) llega a su peak: "Entrégate", "Palabra de honor" y "La incondicional" resuenan en el recinto de Parque O'Higgins amplificadas por 12 mil. La tónica se repite en el epílogo, con el nudo que forman "Decídete", "Muchachos de hoy", "Ahora te puedes marchar", "La chica del bikini azul", "Isabel" y "Cuando calienta el sol".
El resto del trabajo se hace a punta de sonrisas, algún contorneo y uno que otro salto, visibles en todo el recinto gracias a una gran pantalla de fondo, que es también el principal recurso escenográfico. No necesita mucho más Luis Miguel, quien por enésima vez volvió a demostrar en Chile que un libreto conocido y de efectividad probada, mientras esté bien trabajado siempre va a funcionar.