James Franco y Anne Hathaway no lograron encender la transmisión con un humor demasiado blanco que no causó gracia.
EFE
NUEVA YORK.- Cerca de un 7% con respecto al año pasado cayó el rating de la transmisión de la gala de
los Oscar 2011, según cifras preliminares, una cifra que algunos ya adjudican a la pálida presentación de los flamantes animadores: James Franco y Anne Hathaway.
La idea de la Academia era poder tener una pareja joven que refrescara la ceremonia y de una vez por toda resucitara el rating de la transmisión televisiva, pero de acuerdo a las cifras recogidas de los principales mercados estadounidenses, el descenso fue ostensible.
De acuerdo a The Nielsen Co., la transmisión tuvo un 24,6 puntos de rating, mientras que el año pasado había alcanzado 26,5 puntos. La cifra aproximada de cuánta gente finalmente vio la ceremonia, sería dada a conocer próximamente, pero el año pasado fueron 41,7 millones de personas.
Pese al descenso general, el grupo de espectadores entre 18 y 49 años fue el que menos sufrió (sólo un 2%), algo se podría atribuir a los taquilleros rostros de Franco y Hathaway sobre el escenario.
Sin embargo, la percepción general es que no existió chispa en la animación ni química entre la pareja, por lo que es probable que el próximo año no se repita la fórmula.
Hathaway zafó parcialmente no sólo por su espectacular despliegue de vestidos -fue una de las más aclamadas ya desde la alfombra roja-, sino por el tema que interpretó, vestida de esmoquin, con guiños a Hugh Jackman. Pero el exitoso presentador de la gala de 2009 no la acompañó.
Pese a alguna broma tecnológica y a la irrupción de Franco vestido de Marilyn Monroe, la gala no pudo estar más lejos del humor ácido y polémico de Ricky Gervais en los Globos de Oro ("esta será una noche de mucha fiesta y alcohol. O como diría Charlie Sheen: desayuno", dijo en esa ocasión).
Entre lo mejor de la ceremonia destacó la entrada del veterano Kirk Douglas, que a sus 94 años y apoyándose en su bastón bromeó con Franco ("me alegro de que hayas salido de la cueva", le dijo sobre su nominación por "127 horas) y coqueteó con Hathaway ("¿dónde estabas cuando yo hacía películas?").
Al cabo de dos horas, tuvo que llegar el genial Billy Crystal para subir el nivel de la noche. El histórico presentador de los Oscar consiguió hacer reír con su sola presencia y demostró que no todo tiene que ser "hip" y "trendy" para que el público se levante en aplausos.