Rosenvinge iniciará esta noche su gira, en el Teatro La Cúpula.
WarnerSANTIAGO.- Han pasado casi 20 años desde que Christina Rosenvinge popularizó en Chile "Tú por mí" y "Mil pedazos", canciones que se convirtieron en verdaderos emblemas de la música pop manufacturada en España. Para muchos chilenos, la ibérica de origen danés se quedó sólo en el éxito que le valieron esos temas, lanzados bajo el seudónimo "Christina y Los Subterráneos", pero lo cierto es que su carrera evolucionó al punto de ser considerada una de las cantautoras más importantes e influyentes de su país.
El éxito de la española se debe, según su punto de vista, a que siempre ha podido seguir sus impulsos y hacer lo que le "da la gana". En esta materia, una de sus decisiones más relevantes fue su estadía de seis años en Nueva York, donde lanzó la trilogía en inglés Frozen Pool (2001), Foreign Land (2002) y Continental 62 (2006).
Durante sus días en Estados Unidos fortaleció su amistad con los músicos de Sonic Youth Steve Shelley (batería) y Lee Ranaldo (voz y guitarra), lo que se tradujo en varias colaboraciones en conjunto. El percusionista incluso participó en los dos discos que Rosenvinge tocará esta noche en La Cúpula: Tu labio superior (2009) y el recién estrenado La joven dolores.
Tras sus años como neoyorkina, la denominada "musa indie" –apelativo que ella no comparte-, enfrentó una transformación musical y personal: en 2007 se separó de su pareja, el escritor y cineasta Ray Loriga y volvió a cantar en español.
Rosenvinge explica que regresó al castellano porque es el idioma "en el que me esfuerzo mejor, en el que me encuentro mucho más suelta y hay una identificación que echaba de menos", aún cuando "es más fácil escribir en inglés" por su "sencillez".
Empatía en el fin del mundo
La reinserción en el mercado hispano la motivó a reimpulsar su carrera en Latinoamérica y en Chile. El año pasado ofreció dos conciertos en Santiago, experiencia que recuerda satisfecha. "Siento que por algún motivo Chile comprende especialmente bien mi trabajo".
"No es sólo por una cosa que acá pueda tocar y hacer gira y que venga mucha gente, sino que porque cuando hablo con las personas, noto que entienden muy bien los motivos por los que he hecho las cosas especialmente bien. Hay una cierta empatía", afirma a horas de iniciar una gira que mostrará sus discos en Santiago y regiones.
Su gusto por Chile se extiende hacia aristas musicales, con una gran admiración por Violeta Parra y "mucho interés" en el trabajo de Javiera Mena. "Su último disco (Mena) me pareció muy bonito", dice sobre la santiaguina.
Y es que Rosenvinge tiene una fijación con las obras creadas por "mujeres indomables", por eso agradece que se reconozca el sello femenino de su música. "Creo que lo femenino está sin definir, se ha visto desde un punto de vista masculino. Es como un stereo en el que sólo ha sonado un lado, del otro lado ha sonado muy poquito gracias a Violeta Parra y a grandes escritoras, pero falta un lado para entender las cosas claramente. En ese sentido sí, creo que yo aporto desde el punto de vista femenino".