''El brujo'' introduce a los españoles en mitos de Chiloé como el Caleuche y la Pincoya.
EFEMADRID.- El libro "Casos de brujos" llevaba años olvidado en una estantería, hasta que la Carla Berrocal lo encontró en 2007 y se reencantó con la mitología y el folclore de Chiloé que allí se plasma. Tanta fue su fascinación, que la ilustradora española decidió llevar todo ese universo "cotidiano y mágico" del sur de Chile a un nuevo cómic, titulado "El brujo", y que acaba de lanzar en España.
"Tuve que documentarme muchísimo: mi madre es chilena y conozco ciertas referencias de la cultura popular, pero había aspectos más profundos que necesitaba saber. Por eso viajé a Chiloé, para empaparme de todo ese mundo", explica Berrocal.
A partir de esa experiencia, la autora puede hoy relatar a sus compatriotas cómo ve la vida en la isla chilena: "La gente hace su vida normal, pero siempre existe la tendencia de señalar a alguien y decir: éste es brujo. Es una mezcla perfecta de la cultura europea y el arraigo indígena", afirma.
La búsqueda de información concluyó y Berrocal tenía una idea "más o menos aproximada" de lo que quería contar, pero faltaba un elemento clave: el protagonista. "Un día comencé a dibujar y salió un personaje que me resultó simpático: Porfirio Pillampel", recuerda.
"Salió de forma muy espontánea, y sé que suena a tópico, pero muchas veces me indicaba por dónde tenía que ir. El personaje surgió con una personalidad muy marcada: alegre, pero melancólico, el carácter de la gente de Chiloé", define la dibujante.
El cómic narra la travesía hacia la muerte de Pillampel, que ha perdido toda esperanza tras el fallecimiento de su amada: primero acude ante La Mayoría (consejo de brujos de Chiloé) para renunciar a los poderes del Demonio, y luego inicia un viaje en el que tratará de expiar sus pecados.
"El papel del brujo, habitualmente, era el de impartir justicia en aquellos lugares donde no la había. Porfirio le había vendido su alma al Diablo, pero luego se dedica a hacer el bien. Lo bonito de los brujos es que son muy contradictorios: hacen pactos son Satanás, pero al mismo tiempo son fervientes cristianos", detalla Berrocal.
El personaje surca los mares a bordo del Caleuche, visita a la Pincoya y apacigua la ira de los espíritus antes de llamar al Barquero, encargado de transportar a los muertos a la Isla.
"La gente puede esperar un reencuentro entre Porfirio y su mujer, pero no quería jugar esa carta. Él deja su alma tranquila, que es lo que le permite morir en paz. Ha hecho mucho mal en su vida, pero en el camino hacia la muerte hace muchas cosas buenas", apunta Berrocal de forma enigmática.
La autora necesitó tres años para finalizar este proyecto que, entre otras cosas, destaca por su exuberante mezcla de estilos gráficos, que incluye tinta, lápiz, rotulador y acuarela. "Se me ha ido la cabeza. Cuando empecé, el tebeo era en blanco y negro, pero cuando apareció el Caleuche todo cambió, porque se dice que es rojo, una luz roja en la playa", señala.
"El rojo me animó a hacer el resto del cómic en color, y luego cerrar la historia de nuevo en blanco y negro. Quería jugar con la forma en que lo plástico influye en la narración: si ayuda al lector, si te lleva, si te hace sentir más... El capítulo de Pincoya, en el que utilicé mucho el azul, aporta esa sensación de estar inmerso en un medio acuático, mágico", remata.