Los co directores Pedro Peirano y Sebastián Silva se encuentran en Salt Lake City, Utah para presentar ''Gatos viejos''.
APEl director chileno se encuentra en Sundance, el mismo festival en que en 2009 se llevó el Gran Premio del Jurado por "La nana", y al que dos años después regresa para estrenar "Gatos viejos", cinta en que Bélgica Castro (a quien define como uno de los "mitos de la cultura chilena") interpreta a una mujer que comienza a perder su memoria y sus recuerdos a causa del mencionado mal.
En la película, co-dirigida por Pedro Peirano, la protagonista recibe sin entusiasmo la visita inesperada de su hija Rosario, a la que en complicidad con su esposo deciden ocultarle la enfermedad, ya que la mujer sólo pretende obtener una firma para quedarse con un departamento.
La llegada de la hija, además, genera un quiebre en la intensidad del relato. "Era muy intencional que la hija rompa un poco con todo. Después de una parte muy pasiva, a los 30 minutos Rosario rompe el estilo de la película, es como si pareciera que fueran dos películas muy diferentes", explica Silva.
Elocuente, exuberante e hiperactiva -como resultado de la inhalación de cocaína en el baño cada veinte minutos-, Rosario no se da por vencida en su afán de convencer a su madre para firmar el documento. Pero la anciana y su marido no la escuchan, y la situación termina en un arreglo de cuentas familiares en el que también se filtra humor.
"Considero la película como un drama más que como una comedia. En 'La nana', ya había esta mezcla. Pero es un humor basado en situaciones cotidianas de la vida. No son bromas", subraya el cineasta.
Para Silva su primer objetivo para realizar este filme era trabajar nuevamente con Alejandro Sieveking y Bélgica Castro. "Son como un mito en la cultura chilena. Yo trabajé con ellos en mi primera película, 'La vida me mata' (2007), y nos hicimos muy amigos. Entonces quería hacer algo con ellos, cualquier cosa", dijo el director.
La cinta se convirtió en una historia muy íntima para los dos actores, porque el rodaje se desarrolló en su propio departamento. "No teníamos otra opción. El departamento es donde vive esta pareja de verdad. Todo lo que se ve es suyo", reveló.
"Hasta los gatos son los gatos de esta pareja. Filmar en la casa de ellos tenía un valor emocional gigante".
"Bélgica lloró profundamente cuando vio la película. Es que para ella fue muy catártico, porque la filmamos en su hogar, con su marido, con sus mascotas y los conflictos que su personaje vivía, son un poco los conflictos que ella también vivió con nosotros".
Silva dijo que "el personaje sufre una invasión de su intimidad con esta hija, y Bélgica también sufría una violación de su intimidad con nosotros, el equipo. Invadimos su hogar, maltratamos a sus gatos, la hicimos subir y bajar la escalera. Ha sido entre confuso y sobrecogedor para Bélgica", apuntó.
Pero la comparación llega hasta allí, porque "el personaje que interpreta Bélgica no tiene nada que ver con su personalidad verdadera. Es una mujer muy lúcida, despierta, culta, y muy astuta y crítica", resaltó el director sobre la actriz de 89 años.
Como cineasta, Silva se declara "un amigo profundo de la improvisación", aunque en este caso no hubo tanta, "porque Bélgica y Alejandro son totalmente otra generación actoral, para quienes la improvisación es un bicho muy raro".