SANTIAGO.- Un estudio sobre contaminación acústica del Servicio de Salud Metropolitano del Ambiente (Sesma) determinó que cuatro avenidas de la capital registran niveles de ruido muy intenso, sobrepasando los 70 decibeles en promedio de 24 horas.
Según el Sesma, esta situación trae con los años pérdida de la audición en las personas y precisó que en estas rutas, por donde circula gran cantidad de vehículos, funcionan establecimientos educacionales, cuyos profesores, alumnos y auxiliares deberían presentar algunos síntomas producto de esta contaminación, sea esta sicológica o fisiológica.
En el caso de los establecimientos educacionales expuestos a altos niveles de ruido, se mezclan en la comunidad escolar estos factores, como por ejemplo:
a) La "fatiga auditiva", que es el descenso transitorio de la capacidad auditiva provocada por exposición al ruido. El tiempo de recuperación depende de la intensidad del ruido y de la duración de la exposición, pudiendo oscilar entre horas y semanas.
b) La "pérdida progresiva e inconsciente de la audición", que es la eliminación de las células auditivas (son irrecuperables). Cuando ha desaparecido cierto número, se inicia el proceso hacia la sordera, que de temporal pase a ser definitiva.
c) La inteligibilidad de la comunicación oral queda reducida por el ruido de fondo. El oído no discrimina entre fuentes de ruido, ya que éstas se producen en el cerebro. La interferencia causada por el ruido es, ante todo, un proceso de desfiguración en que los ruidos de fondos aumentan nuestro umbral auditivo y con ello una captación distorsionada del mensaje. En un ambiente ruidoso, los niños sufren retraso en el aprendizaje de la lectura.
d) Alteraciones síquicas producidas por el ruido. En éstas se cuentan la irritabilidad, la susceptibilidad exagerada, la agresividad, alteraciones de carácter, las alteraciones de la personalidad y trastorno mentales.
e) Efectos sobre el rendimiento y la memoria. El ruido, incluso poco intenso, tiene una influencia sobre el sistema nervioso del sujeto poco sensible: perturbación de la personalidad y aumento de la sintomatología del estrés. Esto provoca una baja en el rendimiento y la concentración que el proceso de aprendizaje requiere.
En el caso del Liceo N°1 de Niñas, ubicado entre calle Compañía, Amunátegui y San Martín, las alumnas están expuestas a altos niveles de ruido producto de la circulación por las arterias antes mencionadas de gran cantidad de buses de la locomoción colectiva.
El nivel de ruido óptimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud para un adecuado proceso de aprendizaje es de 35 decibeles promedio dentro de la sala de clases y afuera de ellas no podría superar los 50 decibeles.
En el Liceo N°1 de Niñas, dentro de las salas de clases y con las ventanas abiertas se pueden constatar promedios de hasta 66,9 decibeles, llegando algunos incluso a superar los 80 decibeles en tiempos acotados. Al salir a los pasillos de las salas, los niveles alcanzan los 73.5 decibeles en promedio, alcanzando incluso los 85 decibeles en tiempo acotado.