SANTIAGO.- Si usted es de los que no soporta los tacos y siente que las calles y avenidas de la capital están colapsadas, entonces, malas noticias: cada día ingresan a las rutas santiaguinas 250 autos nuevos, los que amenazan con saturar aún más la ciudad.
Así lo reconoce el secretario ejecutivo de la Unidad Operativa de Control de Tránsito (UOCT), Fernando Jofré, quien señala que el fuerte aumento del parque automotor es una de las razones que explican los graves problemas de tránsito de las últimas semanas, sobre todo en la zona oriente de Santiago.
Las estaciones de conteo de la UOCT muestran que los flujos vehiculares de marzo crecieron un 5% en las principales vías, en comparación con noviembre del año pasado. Esto es, 50 mil vehículos más en las calles y avenidas. Respecto de marzo de 2005, el aumento es del 10%, una cifra considerada muy alta por Jofré.
Sin embargo, los números podrían abultarse aún más, ya que, de seguir la tendencia mundial, el parque automotor debiera continuar creciendo en Chile en los próximos años, producto del incremento del poder adquisitivo y la capacidad de endeudamiento.
De hecho, la tasa de motorización chilena, es decir, la cantidad de habitantes por vehículo, es del orden de 6 personas por auto; y en un país industrializado la cifra se reduce a 2 personas. Por lo tanto, aunque todavía se está tres a veces de llegar a esos niveles, todo indica que el parque automotriz seguirá creciendo rápido.
La Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC), que reúne a 33 empresas, espera que este año el mercado automotor continúe multiplicándose, con una expectativa de llegar a las 200.000 unidades vendidas.
Los puntos más críticos de la ciudad
Según explica Jofré, hay 30 zonas que están en un punto límite en la capital. Entre estos se encuentran las rotondas Pérez Zujovic, Lo Curro y Carol Urzúa, el sector de Américo Vespucio con Presidente Riesco y algunas intersecciones cercanas a la Autopista Central.
A lo anterior se suma el hecho de que en los lugares donde actualmente se efectúan trabajos importantes, como Apoquindo con Manquehue, Las Condes con Estoril, el eje Larraín, Avenida Grecia, Alameda con Las Rejas y Blanco Encalada con Arica, todavía no se ha producido el equilibrio natural en el flujo de automóviles, porque son zonas consideradas críticas.
"Esa conjunción de factores ha hecho que cualquier incidente que ocurra como un vehículo en panne, un accidente de tránsito o un semáforo apagado genere muchos problemas, porque las vías alternativas tampoco existen. Por lo tanto, estamos en una situación complicada", señala Jofré.
El académico del Departamento de Ingeniería de Transporte de la Universidad Católica, Francisco Fresard, tiene una visión aún más pesimista del problema. A su juicio, aunque hay sectores donde los tacos son muy marcados, como la zona oriente, la situación es crítica y "la congestión es generalizada".
A mayor crecimiento económico, más demanda de viajes
Sin embargo, cree que el colapso responde -más que al aumento del parque automotor- al crecimiento en la demanda de viajes. "Naturalmente en un país con una economía pujante como la nuestra, los viajes aumentan. Hay una fuerte correlación entre el PIB y la cantidad de viajes que se realizan. Lo preocupante es que el país sigue avanzando, pero las estructuras viales son escasas y no están preparadas".
El especialista considera que hay un grave déficit de oferta vial y que la solución no está en hacer más rutas, más autopistas o ampliar las vías existentes. Por el contrario, dice que construir es lo último que se debe hacer, pues primero hay que trabajar en la gestión de tráfico, es decir, mejorar lo que ya existe.
El secretario ejecutivo de UOCT, explica que hay muchos sectores donde los semáforos ya no son suficientes y se requieren otras medidas. "El semáforo puede administrar lo mejor posible, pero hay casos en que la demanda excedió la oferta, o sea los flujos vehiculares son mayores que la capacidad de las calles", sostiene.
¿El Transantiago es la solución?
Por eso, asegura que la salida al problema pasa definitivamente por mejorar el transporte público, y que el gran desafío es ofrecer a los automovilistas una buena alternativa: segura, cómoda y con tiempos de viaje razonables.
No obstante, los esfuerzos por mejorar el transporte público, específicamente el Transantiago, aún no rinden frutos.
Al respecto, Fresard indica que el sistema de transporte público de superficie debe ser reformulado y junto a eso, implementarse la tarificación vial. "Las vías son un bien escaso y la economía funciona aumentándole el precio a los bienes escasos. Los que decidan usar el automóvil deben hacerse cargo de los costos que generan, que fundamentalmente es congestión, pero también hay otros aspectos como contaminación, ruido, riesgos, etc".
Emol trató de contactarse con autoridades del Ministerio de Transporte para que expresaran su opinión frente a este tema, sin embargo éstas declinaron responder.