Ayer en Mendoza. (El Mercurio) |
Durante la Cumbre del Mercosur. (El Mercurio) |
Su primera visita a Argentina, a comienzos de su mandato. (El Mercurio) |
SANTIAGO.- Ante los micrófonos, Michelle Bachelet y Néstor Kirchner pusieron énfasis ayer en rescatar la necesidad de la integración, pero en el entorno de ambos presidentes era difícil disimular que el encuentro en Mendoza fue frío y sin alcanzar la distensión que se esperaba.
Fue el saldo en negativo de un semestre de desencuentros, roces bilaterales que nadie previó en Chile cuando el 21 de marzo pasado la Presidenta Bachelet decidió realizar su primera gira internacional a Argentina.
Incluso, durante esa visita, ambos mandatarios firmaron en la capital trasandina un convenio de cooperación mutua en materia energética y para la construcción de diversas obras tendientes a fortalecer los lazos entre ambos países, lo que auguraba una próspera alianza estratégica.
Sin embargo, hoy, a seis meses de ese primer acercamiento, las cosas parecen estar lejos del fortalecimiento de los lazos acordados durante la visita relámpago que en dicha oportunidad realizó la, en ese entonces, recién asumida Jefa de Estado.
Se gasifica la relación
El primer desencuentro entre La Moneda y la Casa Rosada llegó en mayo. ¿El tema? La decisión de Argentina de acentuar los cortes de gas a Chile y las declaraciones de autoridades trasandinas que apuntaban a traspasar a nuestro país los mayores precios del suministro que en ese entonces los argentinos negociaban con Bolivia.
Si bien es cierto que la tensión entre ambas naciones por este tema se manejó en un principio en un nivel técnico, posteriormente se trasladó al ámbito político, a nivel de las cancillerías y de los parlamentarios.
Sin embargo, en julio, la Presidenta Bachelet decidió dar un golpe de timón y envió un claro mensaje al Gobierno argentino:
"Esperamos dos cosas en esta relación, justamente honrando esta alianza estratégica: que se cumplan los compromisos adoptados y que busquemos cómo hacernos cargo de esta nueva situación, de manera que esto no produzca un impacto en nuestro país".
De ahí en adelante, la jefa de Estado se preocupó, en numerosas ocasiones, de hacer un llamado a la tranquilidad al país, afirmando que los "chilenos no tienen que temer cortes de gas" y resaltando la necesidad de Chile de buscar una autonomía en materia de energía que ayude a terminar con la dependencia de los suministros extranjeros.
El capítulo Córdoba
La seguridad con que Bachelet habló tenía un fundamento esencial, pues fueron palabras pronunciadas luego de la segunda vez en que la gobernante y su homólogo trasandino, Néstor Kirchner se vieron las caras, en la Cumbre del Mercosur realizada en Córdoba, oportunidad en que el Mandatario trasandino puso un techo de cuatro dólares, como máximo, a los envíos de gas a nuestro país, lo que fue bien visto por la comitiva chilena que calculaba una cifra mayor.
Pero cuando se conocieron los precios reales que Argentina le pondría a su gas (que superaba lo prometido por el jefe de Estado trasandino), La Moneda no tardó en reaccionar: el 27 de julio, momentos antes de partir al cambio de mando en Perú, Bachelet anunció el envío de una carta al Presidente Kirchner para manifestarle de forma "franca y clara" la "decepción" chilena.
Una reacción que según explicó el senador PPD Roberto Muñoz Barra causó la ira "bastante acentuada" del Mandatario trasandino. La misiva fue respondida por la Casa Rosada la noche del 2 de agosto.
Según Bachelet, la carta tenía carácter de privado y, por lo tanto, ella no haría referencia al tema, aunque según trascendió en palacio, el contenido de la misiva no fue del gusto chileno.
Pero el tema de gas es sólo la primera parte de una historia de tensas relaciones que parece estar lejos de terminar. A fines de agosto, un nuevo foco de conflicto se dejó ver: La aparición de mapas argentinos que alteran la delimitación limítrofe con Chile y que colocan parte de Campos de Hielo Sur como territorio trasandino.
Y aunque en esta polémica la Presidenta se ha comportado de manera sigilosa, la molestia con la Casa Rosada también se hizo sentir mediante una nota diplomática que la Cancillería chilena envió a Buenos Aires.
¿La tercera es la vencida?
La viña de capitales chilenos Trivento, ubicada en Mendoza, parecía ser el mejor escenario para "limar las asperezas" que ha dejado este turbulento semestre en la historia de las relaciones chileno-argentinas.
El lanzamiento del Tren Trasandino, que busca fomentar la conectividad y el comercio entre ambas naciones, parecía ser la mejor excusa para el tercer cara a cara Bachelet- Kirchner, que tendría por objeto reestablecer las confianzas que parecían perdidas.
La bilateral a solas, que tuvo una agenda abierta y en la que se trataron los temas con franqueza, se extendió por cerca de una hora, tras la cual los gestos de ambos gobernantes dejaron entrever que la tensión entre Chile y Argentina no ha terminado.
"Estamos dispuestos, con temple y madurez,
pero sin hipocresía, sino con absoluto sinceramiento y a veces con el dolor de la crudeza, de ir resolviendo todos los temas de controversia", dijo un enérgico Kirchner.
Bachelet, un poco más sutil en sus palabras, señaló: "Me alegro que estemos aquí para revalidar la vocación de trabajar juntos (…) A veces se puede avanzar más lento, lo importante es continuar avanzando".
Pero a Mendoza le quedaba un gesto más. La Presidenta chilena, que estaba invitada a un almuerzo ofrecido por el Kirchner, prefirió almorzar en el avión presidencial, mientras volaba de vuelta a Chile.