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Valdivia: Encuentran solución para contener "invasión" de lobos marinos en la Costanera

En un plazo de 15 días, construirán balsas flotantes en el río para que los animales descansen. Pretenden evitar que vuelvan a salir a la calle y a tener contacto directo con la gente.

27 de Octubre de 2006 | 12:36 | Rodrigo Obreque, El Mercurio Online
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Para evitar los ataques de los lobos marinos, se construirán dos balsas flotantes de madera que se instalarán en un lugar cercano al que hoy ocupan para descansar.

Cristian Cáceres, El Mercurio

VALDIVIA.- La próxima vez que Sebastián Piñera visite esta ciudad, podrá pasear por la Costanera e incluso asomarse a la tradicional feria fluvial sin el temor de que un lobo marino intente morderlo, como le ocurrió en octubre de 2005 cuando era candidato presidencial, pues las autoridades locales encontraron una solución para evitar nuevas agresiones.


En esa ocasión, el empresario se acercó demasiado a "Goloso", un ejemplar adulto de 200 kilos de peso, y éste reaccionó con furia: se abalanzó sobre el abanderado RN con las fauces abiertas, listo para clavarle en el rostro sus temibles colmillos. Afortunadamente, Piñera alcanzó a esquivar el mordisco.


"Es que el ‘Goloso’ es de la Concertación", fue la broma de moda durante los días sucesivos entre los locatarios de la feria fluvial, reconocidos cultores del humor negro. Si el lobo es o no partidario del Gobierno sigue siendo un misterio, pero no lo es que a estos animales les molesta que invadan su territorio. Cuando se sienten amenazados, atacan.


Piñera se salvó por un par de centímetros, pero no todos los que se acercan a estos mamíferos corren la misma suerte. En julio de 2001, seis personas fueron mordidas por "Goloso" y sus "compinches" en el transcurso de tres semanas, y hoy lucen sendas cicatrices como recuerdo. Esa situación alertó a las autoridades, que al año siguiente instalaron barreras de contención en el mercado fluvial, pero los lobos igual se las ingenian para traspasarlas.


Desde entonces, la presencia de estos mamíferos se transformó en un problema, pues si bien son uno de los principales atractivos de la Costanera de Valdivia, también constituyen un riesgo, porque no hay turista que no se les acerque de manera imprudente para sacarse una foto junto a ellos.


El problema se agravó a fines del año pasado, cuando el otro lugar preferido por estos animales para descansar y secarse, la terraza del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), ubicada frente a la feria fluvial, se transformó en una Costanera Cultural y las autoridades instalaron barreras.


Los lobos emigraron entonces a un destruido muelle de madera que está al lado de la feria fluvial y a un costado del embarcadero de lanchas, en plena Costanera, por donde transitan diariamente miles de personas. El resultado fue que los lobos marinos no se contentaron con quedarse quietos y comenzaron a salir a la calle, lo que concitó el interés de los transeúntes, que se detenían a observarlos.


La solución: balsas flotantes y rejas


Las autoridades decidieron que ya era tiempo de darle una solución definitiva al tema. Lo primero fue enrrejar el sector, lo que se hizo el miércoles de la semana pasada, e instalar un cartel para advertir a las personas sobre la peligrosidad de los lobos. "Cuidado. Lobos marinos. Animales no domésticos", dice el letrero.


Dos días después, el viernes 20 de octubre, se efectuó en la municipalidad una reunión de coordinación en la que participaron representantes de los departamentos de Turismo y Medio Ambiente del municipio, de la Gobernación Marítima, del SAG, de la Autoridad Sanitaria y científicos de la Universidad Austral, además del alcalde Bernardo Berger.


Las autoridades se volvieron a reunir ayer y por fin salió humo blanco: la solución propuesta fue construir dos balsas flotantes de madera que se instalarán en un lugar cercano al que hoy ocupan los lobos para descansar, pero en medio del río Valdivia, distante a un par de metros de la Costanera. Además, se instalarán rejas desde la feria fluvial hasta el sector del helipuerto, cubriendo más de 50 metros lineales. Con estas medidas se pretende evitar que vuelvan a salir a la calle y a tener contacto directo con la gente.


El alcalde Berger explica que la efectividad de la propuesta se evaluará en la práctica. "La idea es hacer un ensayo con estas balsas, que serán instaladas en un plazo de quince días en algún punto estratégico. Una estará cerca de la feria fluvial, porque allí es donde los lobos se alimentan, y la otra estará al frente, cerca del parque Proschelle", precisó.


Agregó que las balsas tendrán un tamaño de seis metros de largo y tres de ancho, y que los sitios exactos donde se instalarán se definirán en los próximos días. "La Autoridad Marítima debe resolver qué lugares se pueden destinar a eso, pues hay espacios que están reservados para el atraque de las embarcaciones que navegan por nuestros ríos", indicó.


Las medidas no terminan allí. El alcalde explicó la Universidad Austral, a través de un equipo científico del Instituto de Ecología y Evolución dirigido por la profesora Layla Osman, realizará estudios y generará propuestas de mediano y largo plazo para dar una solución integral a la situación de los lobos, y que para la tercera etapa de la construcción de la Costanera Cultural se contempla un lugar para "instalar una pequeña lobería".

Layla Osman, experta en lobos marinos: "Tienen fuerza para arrancar un brazo"

"La gente tiene que saber que son animales salvajes, que no son domesticados y que tienen tanta fuerza que incluso pueden arrancar un brazo. Eso no ha sucedido y no creo que pase, pero hay que respetarlos. No hay que acercarse y tampoco es bueno que se junten grupos de muchas personas a su alrededor, porque eso los pone nerviosos", advierte la bióloga marina Layla Osman, académica de la Universidad Austral (UACh) experta en lobos marinos.


Ella dirigirá el equipo científico de la UACh que realizará estudios a mediano y largo plazo para dar una solución integral a la situación de los lobos. "Lo ideal es hacer un estudio de un año para conocer su comportamiento. Hay que identificarlos, conocer sus movimientos, saber a qué lugares van y porqué van a esos lugares. Por eso las balsas que se instalarán serán móviles, porque hay que ir probando a qué lados prefieren ir. Una vez que sepamos sus patrones de comportamiento, recién entonces sabremos dónde se podrá instalar una balsa fija", explica.


Otro académico de la UACh, el doctor Enzo Crovetto, realizará una investigación en el área Veterinaria para conocer la transmisión de enfermedades de los lobos marinos a los humanos.

La presencia de los lobos marinos (Otaria flavecens) comenzó hace unos 20 años, cuando una decena de ejemplares llegó hasta el río Valdivia procedente del morro Gonzalo, en la comuna de Corral. Los locatarios de la feria fluvial se encariñaron con ellos, se apiadaron de sus caras de niños buenos, y comenzaron a alimentarlos.

El inexistente oleaje del río, la tranquilidad del sector y la posibilidad de obtener alimento gratis sedujo a estos mamíferos, que optaron por quedarse a vivir allí. Actualmente hay unos 20 lobos marinos, sólo machos jóvenes y adultos mayores.

Sobre los beneficios de la presencia de estos animales en la feria fluvial hay opiniones divididas. Los turistas son los que más disfrutan, y también los niños, pues en ninguna otra ciudad de Chile existe la posibilidad de verlos tan de cerca, pero algunos locatarios les temen e incluso unos pocos los alejan a palos. Otros los quieren y los "regalonean" dándoles restos de pescado.

Juana Esparza, que atiende el local 5 del mercado fluvial, preferiría que los lobos se marcharan. Es una de las seis personas que en 2001 fueron mordidas por estos animales, y aún tiene fresco el recuerdo de la agresión. "Yo estaba limpiando pescado cuando un lobo que estaba detrás de mí salió del río y me mordió el muslo de la pierna izquierda. No lo vi venir. Me hizo un corte profundo, que estuvo cerca de llegar al hueso", relata.

La herida tardó en cicatrizar, porque Juana es diabética. "Mi pierna ahora está bien, pero me duele cuando hace frío. Aunque instalaron rejas después de eso, igual los lobos las saltan y molestan a la gente. No han mordido a nadie, pero igual se trabaja con miedo. Hay que andar con un fierro en la mano para espantarlos. Deberían colocar rejas más grandes", opina. Detrás de ella, a unos siete metros, un lobo gruñe, como si intuyera que están hablando de él.

A tres puestos de Juana Esparza trabaja Sigisfredo Vega, conocido como el "Loco". Es el único en la feria fluvial que trata a los lobos como si fueran unos indefensos cachorros. Los abraza, les da de comer directamente en sus fauces… ¡hasta los besa dulcemente en los bigotes!

El "Loco" es el principal defensor de estos mamíferos. "Tengo que pelear con todos aquí para que los traten bien, porque algunos los agarran a fierrazos. Ellos no son agresivos porque sí, pero si los molestan reaccionan", asegura.

Vega ha bautizado a todos los lobos de la Costanera. "Son 24 y a todos les pongo nombre. Ahora llegaron tres nuevos, el "Pitufo", el "Tony" y el "Colo Colo". Me dan besos, me abrazan. Y los turistas la gozan con ellos". A sus espaldas, el "Guagua" y el "Barbón" se muestran los dientes y se dan empujones.

Los lobos marinos hasta se portan bien con la gente cuando Sigisfredo Vega está cerca. Bien lo sabe la Presidenta Michelle Bachelet, que cuando era candidata se fotografió abrazando al "Moquillento". Al lado, por supuesto, estaba el "Loco".

"La próxima vez que Piñera venga tiene que hablar conmigo no más. Si yo le presento al "Goloso", le aseguro que hasta de beso se saludan", sentencia.

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