Director de Gendarmería niega que haya torturas en las cárceles chilenas

SANTIAGO.- El director nacional Gendarmería, Alejandro Jiménez, negó que en las cárceles nacionales se apliquen torturas, y aceptó sólo que hay "hechos aislados" de agresión a los reclusos.

Jiménez salió así al paso de denuncias sobre la aplicación de tratos crueles e inhumanos, hechas por una fiscal, y de una investigación de una universidad que dijo haber constatado que se aplican torturas.

"No podemos evitar que de vez en cuando -y puede suceder porque es casi humano- haya personas que se sobrepasen de lo permitido y lo legal. Lo importante es que no es una política de Gendarmería, de tortura y de malos tratos y, por otro lado, que cuando pasan esas cosas, se sancionan", aseveró.

Según cifras de Gendarmería, a diciembre de 2007 el sistema carcelario atendía a 91.889 personas, de las cuales 45.843 (49,9%) se encuentra en sistema cerrado y 46.046 (50,1%), en sistema abierto, es decir con penas alternativas.

De acuerdo a cifras del ministerio de Justicia, a junio de 2008 había 7 mil 093 jóvenes condenados, de los cuáles 455 (3,06 por  ciento) cumplen penas con régimen cerrado en instituciones dependientes del Servicio Nacional de Menores.

Desde fines de 2005, cuando comenzó a operar la cárcel de la  ciudad de Rancagua, el sistema penitenciario chileno incluyó a empresarios privados en la construcción de cárceles, mediante concesiones.

Jiménez enfatizó que las prácticas de tortura denunciadas en un informe sobre Derechos Humanos publicado por la universidad Diego Portales, no existieron "ni hoy ni nunca".

"No hay tortura y nunca ha habido tortura como tal. Lo que sí  hay y hemos sido inflexibles en ese tema, es que de pronto hay  sujetos que se sobrepasan, a lo mejor en el fragor del enojo o  son personas que a lo mejor se han ido desquiciando, que han  agredido a los internos", reconoció.

La semana pasada, la fiscal de la Corte Suprema, Mónica Maldonado, entregó un informe a la comisión de Relaciones Exteriores del Senado en el cual denunció que persisten los "tratos crueles, inhumanos o degradantes" y el hacinamiento" en las cárceles chilenas.