El fiscal les advirtió a los doctores que no enviaran al menor a otro centro asistencial.
Harold Castillo, El MercurioSANTIAGO.- "Estaba en la sala de clases, sentí como si estuviera viendo todo desde afuera, como si fuera una película. Sentí algo que me obligaba a hacerlo (apuñalar a la profesora) y le enterré el cuchillo por el costado". Así describió el menor J.M.S. en el consultorio San Rafael de La Florida –donde llegó a constatar lesiones- el ataque que le perpetró a su docente en su colegio.
Fuentes cercanas al centro asistencial comentaron que el joven estaba fuera de sí mismo, "no sabía explicar bien lo que había hecho, le costaba mucho hablar, estaba súper tiritón, se quería poner a llorar y lo único que pedía era que no lo trataran como un delincuente".
Cerca de las once de la mañana y tras examinarlo 35 minutos, una de las doctoras les planteó a los carabineros que lo acompañaban, someterlo a una evaluación psiquiátrica en el Hospital Barros Luco, sin embargo, no se lo permitieron.
"Los policías dijeron que el fiscal había ordenado que se lo llevaran inmediatamente a la Fiscalía. Los doctores insistieron, dijeron que podía constituir un peligro para otros y para él mismo", comentó el personal del consultorio.
Tras la negativa de la policía, uno de los especialistas que lo atendió, intentó llamar al fiscal, pero éste se negó a contestarle y les mandó a decir por teléfono que "quería al menor inmediatamente en la Fiscalía y que si uno de los doctores intentaba hospitalizarlo o derivarlo a otro centro asistencial, los iban a procesar por obstrucción a la justicia".
Para "sorpresa" de los funcionarios del consultorio, a las 16.30 horas, el fiscal Marcelo Carrasco, formalizó al menor por el delito de homicidio frustrado y solicitó la suspensión condicional del procedimiento, hasta que un psiquiatra lo examine y determine si es imputable o no.
Algunos especialistas del lugar comentaron que la internación del menor en un hospital psiquiátrico, se pudo haber hecho desde el principio, ya que de acuerdo al estado en que llegó al consultorio, no era necesario someterlo a todo el procedimiento.
"Los doctores entendían que la profesora fue agredida, pero ellos sabían que desde que llegó el niño al lugar, inmediatamente tenía que ser evaluado por un especialista. En vez de eso se les amenazó con acusarlos de obstrucción a la justicia. Se habrían ahorrado varias etapas, si los hubieran tomado en cuenta", asegura un funcionario del consultorio.
Quienes vieron llegar al menor, afirmaron que hasta el lugar, permanentemente llegan delincuentes que agreden y empiezan a dar excusas, pero en este caso, "llegó un niño retraído, de pelo corto, se notaba que habían cuidados y además estaba en un estado de conmoción. Se notaba que lo que decía era real".
En el consultorio, el menor comentó que hace cuatro años que estaba en tratamiento por una depresión mayor, debido a que tenía pocos amigos. Sin embargo, no lo acompañó ninguno de sus padres, "a quienes se les podría haber consultado más antecedentes", dijo un funcionario del lugar.