SANTIAGO.- Hace una semana, una de las noticias más polémicas fue la construcción del mall que se realiza en el casco histórico de la comuna de Castro, en la isla de Chiloé. Las imágenes que llegaban del edificio evidenciaban un completo desequilibrio en la zona patrimonial, lo que despertó numerosas críticas.
Entre éstas la más recurrente era que no se respetó la armonía del entorno ni tampoco a los vecinos, concluyendo que, si bien un centro comercial era un espacio necesario para la comuna, esto se pudo haber hecho mejor.
Mientras en el sur la polémica continúa encendida, en La Reina también se erige un centro comercial, pero que contaría con una característica particular: sus dueños aseguran que es el primer mall ecológico del país.
En el sector de Plaza Egaña un muro de madera de unos 3 metros de altura cubre una gran obra que ocupa casi una manzana. En él, lo primero que se aprecia es una serie de publicidad gráfica con lemas del tipo "Es natural que el primer mall sustentable esté en tu comuna". Quienes transitan por el lugar no logran ver más que las 4 grúas que operan en el lugar y la maquinaria pesada que entra y sale del recinto.
Muchos estacionamientos... para bicicletas
Ahí dentro se lleva a cabo la construcción del "Mall Plaza Egaña", edificio de 4 pisos de altura y 5 pisos subterráneos que estará emplazado entre las avenidas Larraín y Ossa, y las calles Hannover y Güemes, en el límite entre La Reina y Ñuñoa. En sus 80 mil metros cuadrados promete tener paneles solares, sistema de reutilización de aguas, vegetación en sus muros, áreas verdes, 900 estacionamientos de bicicletas y conexión con el Metro.
Además, este centro comercial, que estará certificado por la norma internacional LEED (Leadership in Energy and Environmental Design), se convirtió en el primero en medir su huella de carbono desde el comienzo de su construcción, lo que realiza en forma periódica. Todo esto, sumado a la utilización de materiales que no afectan al medio ambiente.
Pero la construcción de este "mall verde", cuya inauguración se prevé para fines de este año, no ha estado exenta de polémica. Muchos vecinos del sector se oponían al proyecto, y sus impulsores debieron hacer un exhaustivo trabajo para convencerlos de que cambiaran su opinión.
Leopoldo Córdova ha vivido toda su vida en La Reina, y a medida que habla siempre recuerda que su familia llegó en 1926 a la comuna, cuando esa zona aún era Ñuñoa. Él es comerciante y su negocio queda precisamente al frente de la construcción del mall. Ha estado desde un principio en las conversaciones con representantes del municipio, de la constructora y de los dueños del centro comercial.
Aunque admite que el mall era una aspiración de la comuna para modernizarse, para él también era importantísimo que la empresa "se adecuara a los parámetros de la comuna", lo que hasta el momento, según dice, "ha ocurrido".
Córdova sostiene que uno de los temores que tenían los vecinos con la construcción del centro comercial era que éste irrumpiera con la armonía y el entorno del sector, como ocurre en Castro.
Sin embargo, asegura que "se nos ha escuchado" y se han solucionado rápido los problemas y que, en todo caso, si ello no ocurre "yo soy el primero en levantarme de la mesa e irme".
Por su parte, el alcalde de La Reina, Luis Montt, señala que "en el fondo, uno tiene que estar consciente de la necesidad de incorporar este mall, pero a la vez, de requerir su sustentabilidad, que se respete y en lo posible refuerce la identidad de la comuna y no que la destruya, que esto no sea un piedrazo al sector".
Pero también hay posturas que se mantienen críticas ante el proyecto, como el presidente de la Coordinadora Vecinal de La Reina, Pedro Davis, quien manifiesta que "no ha habido conversaciones, ha habido reuniones donde ellos informan y muestran su proyecto", sin escuchar las voces de los vecinos, denuncia.
También podría acarrear problemas
Davis es enfático en señalar que "nosotros queremos un mall, pero a escala comunal, no un megamall. Un mall para 600 mil personas en la esquina de una comuna que tiene 90 mil habitantes es un crimen, sobre todo si en ese mismo emplazamiento hay 6 intervenciones urbanas, todas potentes".
El dirigente vecinal critica que la obra, en su plan original, contemplaba la construcción de 45 mil metros cuadrados, lo que casi se ha duplicado. Además, dice que el punto principal de conflicto es la alta congestión vehicular que habrá en el lugar, producto de la coexistencia de una estación de Metro, una clínica, parada del Transantiago y un barrio residencial, lo que lo transformará en "una intervención urbana brutal".
Por último, Davis cuestiona el rótulo de sustentable del proyecto, atribuyéndolo a estrategias de marketing y publicidad. Agrega que esos cambios, de ser reales, sólo se hicieron para lograr una aprobación.
Cierto o falso, el proyecto existe y habrá que esperar fin de este año para ver si el rótulo de "sustentable" de este centro comercial se hace realidad en una comuna que se reconoce por ser de "sello verde".