SANTIAGO.- Ante la alta tensión que existe en la península coreana, el Ministerio de Relaciones Exteriores llamó a Corea del Norte, que declaró "estado de guerra" contra el Sur, a deponer su "actitud beligerante" y los instó a retomar el diálogo.
"Chile se une a los llamados de la comunidad internacional e insta a la República Popular Democrática de Corea a deponer su actitud beligerante y retornar a la moderación y al diálogo", afirmó la Cancillería a través de un comunicado.
En esa línea, pidió al régimen de Pyongyang a que deponga sus acciones militares y que acate las sanciones impuestas por las Naciones Unidas.
"Hacemos un llamado a Corea del Norte para volver a las negociaciones de las Seis Partes, detener su programa de ensayos nucleares así como de sus misiles balísticos y acatar las sanciones impuestas y cumplir con la Resolución 2094 /2013 del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas", sentenció la secretaría de Estado.
La condena de Chile se suma a uan serie de reacciones que causó el "estado de guerra" que declaró Norcorea sobre su vecino del Sur.
"Contención" fue el término utilizado por Rusia en su reacción al anuncio de Corea del Norte, que se dice también dispuesta a atacar los intereses de Estados Unidos.
"Confiamos en que todas las partes actuarán con la máxima responsabilidad y en que nadie cruzará el punto de no retorno", declaró el embajador para misiones especiales del Ministerio ruso de Relaciones Exteriores, Grigori Lógvinov.
En la misma línea se pronunció la Unión Europea, que instó a la calma tras el anuncio norcoreano, en especial para evitar que la tensión se dispare en un momento en que se desarrollan maniobras militares en la península de Corea.
"Esperamos que haya calma, también para evitar cualquier error de cálculo, ahora que se están llevando a cabo ejercicios militares a ambos lados de la frontera", dijeron fuentes comunitarias.
Más contundente fue Alemania, que exigió a Pyongyang que deje de "jugar con fuego".
"El irresponsable juego de Corea del Norte con el fuego tiene que acabar", afirmó el canciller alemán, Guido Westerwelle.