SANTIAGO.- "Atención la población penal. Los alumnos de enseñanza media nivel uno pasar a la sala de clases. Enseñanza media nivel dos, sala número dos segundo piso", vocifera con un megáfono un funcionario de Gendarmería. Es la hora para que los reclusos dejen sus celdas y tomen sus cuadernos.
Según datos de Gendarmería de Chile, 15 mil 969 internos accedieron a la educación en 2014. De ellos, 5 mil 797 lo hicieron para completar sus estudios en educación básica y 9 mil para concluir la enseñanza media.
"Quien ha tenido un mundo de desarrollo en donde la vida delictual es la única forma que conoce de vivir, obviamente lo más seguro es que no han tenido procesos ni laborales ni educacionales", cuenta el Jefe (S) del departamento de reinserción social en el Sistema Cerrado, Patricio Ruiz.
Para eso, la institución encabeza el proceso de reinserción de los reclusos en los 98 establecimientos educacionales que funcionan en los distintos centros penitenciarios. El servicio educativo es entregado por entidades públicas o privadas externas (sostenedores), pero ajustado a los lineamiento del Ministerio de Educación a través del área de servicios del Departamento de Reinserción Social del Sistema Cerrado.
"En la medida que reciben la herramienta de la educación van a estar más preparados para enfrentar la realidad", afirma Ruiz. Pero el proceso no es del todo fácil. "Las personas que cumplen condena y están recluidas tienen falencias y déficit más grande que el adulto común y corriente, que van desde problemas cognitivos y de socialización hasta de hábitos, por lo que el trabajo de los profesores requiere una dedicación y esfuerzo mayor", explica el jefe del departamento.
Pese a las adversidades, durante el año pasado, del total de matriculados, el 85% finalizó el año escolar, es decir que 13 mil internos completaron algunos de sus estudios e incluso cerca de dos mil egresaron de cuarto medio. "Tuvieron ceremonia incluida para esa ocasión", relata Ruiz.
"Tienen derecho a educarse"
El panorama en la educación superior también es auspicioso. Si bien en 2014 más de mil reos rindieron la Prueba de Selección Universitaria (PSU), 57 accedieron a instituciones: 50 en universidades y 7 en planteles técnicos. "Ellos tienen derecho a la educación, ellos pueden pedir y debería hacerse el esfuerzo de que exista la provisión de quien quiera estudiar, se le da la opción. No se les puede negar", afirma Ruiz.
Los 57 reos tendrán esa posibilidad. Sin embargo, muchos internos aunque den una buena PSU, cumplan con los requisitos y tengan financiamiento, se topan con sus impedimentos legales. "Están todavía cumpliendo condena y no tienen permiso de salidas, es una limitante de su realidad", agrega. No obstante, se ha avanzado en conseguir algunos convenios para que estudien al interior de los recintos penales.
"Es necesario e indispensable que puedan estudiar en el intento al menos de que puedan cambiar su vida y tener una reinserción de forma satisfactoria. No es lo único, necesitan capacitación técnica, aprender un oficio, que adquieran hábitos, pero este es un aporte valioso. Una persona menos que se quita al sistema delictivo va a ser una más que va a aportar a la sociedad y un gasto menos para el Estado", concluyó.