El cardenal Errázuriz, en foto de archivo.
SANTIAGO.- El cardenal arzobispo de Santiago, monseñor Francisco Javier Errázuriz, sostuvo que el Estado no puede pasar por encima de "lo que Dios pide", y que no hay deber de cumplir leyes que no son éticas, en referencia al uso de la píldora del día después que promueve el Ministerio de Salud en casos de violación.
La autoridad católica reafirmó la absoluta oposición de la Iglesia al uso del fármaco, y apoyó implícitamente a los alcaldes que se niegan a repartir la píldora en los consultorios, asegurando que el Ministerio de Salud no puede ordenar una política contraria a la ética.
"No he hablado con ningún alcalde, no he dado apoyo a ninguno. Cuando el Estado me obliga a hacer algo en contra de la ley de Dios, yo digo que no. El ciudadano debe confiar en el Estado y respetar a las autoridades. Si lo que mandan es contra la ética, el ciudadano tiene derecho a hacer objeción de conciencia", comentó en declaraciones a radio Chilena.
En entrevista con radio Cooperativa, en tanto, el arzobispo afirmó que si los ciudadanos están seguros de que una norma no está ligada a los principios de la sociedad, "no tienen ningún deber de cumplirla".
"Lo que Dios pide pasa por encima de cualquier otra cosa, esto es una doctrina conocida en la iglesia, no tiene nada de nuevo y en mi carta lo dije, lo recordé", sostuvo el prelado.
El Estado -añadió- "tiene que atenerse a lo que es ético, y por lo tanto siempre tiene que respetar aquellas cosas que son anteriores al Estado, que son los derechos humanos por ejemplo, y entre ellos el principal derecho, el fundamental, el derecho a la vida".
Sobre la disyuntiva científica que existe sobre el carácter abortivo o no del fármaco medicamento, el cardenal recordó que "no se han terminado de hacer todos los estudios", y que "hay que comprobar que no mata a un óvulo fecundado", pues "terminar con esa vida inmediatamente después de la concepción y antes de la anidación, efectivamente es terminar con una vida humana".
Errázuriz reconoció que es "muy difícil" determinar exactamente cuándo opera el levonorgestrel, activo químico que contienen las píldoras, pero aún así, el tema no es comprobar que es abortiva, sino asegurar que no lo es, que "no mata a un óvulo fecundado".
Sobre la situación de las mujeres violadas, el prelado asumió que se trata de un hecho "muy doloroso", donde hay mucha ira, vergüenza y confusión, por lo que "subjetivamente en muchos casos no hay pecado" cuando católicas en esta situación usan el medicamento.
No obstante, el Cardenal dijo que se quiere confundir a la opinión pública al presentar un tema tan doloroso como una violación para justificar la píldora. En ese caso, dijo, una buena opción es dar al niño en adopción.