Especial: Juan Pablo II (1920-2005)
SANTIAGO.- El secretario general de la Conferencia Episcopal, Cristián Contreras leyó hoy una declaración pública en la que recordaron y agradecieron el legado del Santo Padre, quien esta tarde dejó de existir, dejando al mundo católico sumido en una gran tristeza y desolación.
"Gracias Juan Pablo II por mostrarnos a Jesucristo vivo", fueron las palabras con las que concluyó este comunicado leído luego de rezar un Padre Nuestro.
Asimismo, en el comunicado se recordó las frases que marcaron la visita del Papa Juan Pablo II en Chile, luego que ayer se cumplieran 18 años de su venida, en 1987.
Testigo el mundo entero del dolor e impotencia que mostró Su Santidad durante la reciente Semana Santa, oportunidad en la que no pudo articular palabra, la Conferencia Episcopal sostuvo que
"nos unimos a su dolor de la misma manera en que durante más de un cuarto de siglo fuimos testigos de su vitalidad, de su lucidez y fortaleza".
"Hoy lo acompañamos en el gozo de su encuentro con Dios, en su propia pascua, es decir, su paso de esta vida a la presencia de Dios", se afirma en la declaración.
Se agrega que
"despedimos a un Papa que supo gobernar la Iglesia con valentía, con inmenso celo apostólico y con un discernimiento diáfano de los signos de los tiempos, su gran desvelo, mostrarnos a Cristo como lo hizo en nuestra patria durante su inolvidable visita hace 18 años".
Entre las palabras del Pontífice que quedarán en la memoria de nuestro pueblo están:
"El amor es más fuerte".
"No tengan miedo de mirarlo a él".
"Chile tiene vocación de entendimiento y no de enfrentamiento".
"Los pobres nos pueden esperar".
"Hoy sentimos el dolor como hijos que ven partir a su padre y pastor, pero nos llena de esperanza la gratitud que como pueblo que Dios sentimos hacia el mensajero de la vida que nos regaló, en una vida santa, la savia que necesitamos para enunciar el evangelio y encontrarnos en la comunidad", se afirma en esta declaración de los obispos de Chile.
Finalmente, la Conferencia Episcopal agradeció a Dios el regalo de la vida y obra de Juan Pablo II e invitó a "los fieles de nuestra Iglesia y a todos los hombres de buena voluntad a unirnos en una reflexión y en una plegaria en este momento de comunión en la fe y en el amor".
