(Foto: Héctor Yáñez, El Mercurio) |
SANTIAGO.- Para nadie es novedad que Chile es un país sísmico. Y es justamente esta condición la que ha surgido como nueva razón de los grupos ecologistas para oponerse férreamente a la posibilidad de construir una central nuclear en territorio chileno.
"En Chile, cualquier fuga de radioactividad que se traspasa al medio ambiente tras un terremoto es fatal para la población", explica la directora de Chile Sustentable, Sara Larraín.
La conocida ambientalista y ex candidata presidencial ejemplifica su postura con el desastre de Chernobyl, indicando las devastadoras consecuencias que puede tener para una nación este tipo de plantas de energía.
En este sentido, Larraín explica que para poder aventurarse en la energía nuclear es
necesario definir "con exactitud" el mapa sísmico del país, debido a los ya mencionados riesgos que conllevaría para los chilenos la simple posibilidad de ubicar en un sector sensible a los movimientos telúricos una planta de energía nuclear.
Pero el tema de los temblores no es la única razón esgrimida por la ambientalista para rechazar de plano una técnica que a su juicio es
"obsoleta" y que significa
"retroceder ampliamente en materia ambiental".
La necesidad de recurrir a la minería de uranio, "algo que Chile no tiene desarrollado", el enorme costo de implementarla y la inestabilidad "geopolítica" que representa tener una planta nuclear, también son un freno –en mirada de los ambientalistas- a la hora de concretar este tipo de política energética en el país.
"Basta ver lo que sucedió en su época con Irak o lo que sucede hoy con Irán, para darse cuenta que las naciones de vuelven vulnerables cuando optan por ser países que instalan plantas nucleares", explica la directora de Chile Sustentable.
Con estos tres argumentos, Sara Jarrín explica que
"una planta nuclear es un tema mucho menos seguro que el resto de los tipos de energía, como los que provienen de los recursos naturales renovables".
Pedir central nuclear es un "exceso" de la Concertación
Respecto de las razones por las cuales el tema nuclear ha concentrado la atención del mundo político, Larraín afirma que todo se debe a
"un lobby político de la Concertación", el que a su juicio es liderado por el presidente del PPD, Sergio Bitar.
"Creemos que claramente hay un lobby particular de ciertos sectores de la Concertación que están vinculados al ámbito nuclear internacional, específicamente de Francia y Canadá, que están en bancarrota", manifiesta.
En este sentido, asegura que los
movimientos ecologistas confían en el compromiso que la Presidenta Bachelet asumió en noviembre de 2005 respecto de no construir una planta nuclear en Chile.
"Yo creo que es un exceso que se le está pidiendo (a Bachelet),
en vez de apoyarla, estos líderes están haciendo ruido y no están colaborando con el Gobierno", asegura Larraín.
Para la ecologista la postura del Gobierno ha quedado claro "a través del ministro secretario general de Gobierno (Ricardo Lagos Weber)", quien ayer afirmó que durante la administración Bachelet no se va a implementar la opción nuclear.
Larraín reiteró que las opciones que tiene Chile para poder desarrollar una correcta política energética deben considerar recurrir a las fuentes de energía renovables, "que abundan en nuestro país" como por ejemplo las energías geotérmica, hidráulica y eólica.