SANTIAGO.- "Lo que ustedes quieran" dijo María Soledad Lapostol a sus captores cuando fue asaltada en una plaza entre Brown Norte y Diego de Almagro, según relata Luis Araya Galaz, el hasta ahora único detenido en el homicidio de la ejecutiva, cuyo cadáver apareció en el maletero de un automóvil con cuatro disparos en la cabeza luego de ser secuestrada.
De acuerdo a su declaración, "la señora fue totalmente colaboradora". "Le dijimos que íbamos a ocupar la camioneta y que la íbamos a hacer corta", pues necesitaban utilizarla para robar una casa. No obstante, indica que la víctima se comenzó a poner "muy nerviosa y empieza a quedar la cagada".
El imputado afirma que le "llamó la atención" que durante el tiempo que la mujer permaneció retenida estuvo siempre preocupada por su esposo. "Ella sólo pedía que de alguna forma le dijeran al marido que se iba a demorar, ya que él tenía un problema cardíaco reciente y que le daría un infarto", señala.
Araya Galaz dice que Lapostol "estaba muy nerviosa y yo acepté que llamara" por teléfono avisando que tardaría en regresar. "Ella hablaba mucho conmigo", cuenta el imputado, "dijo que hablaría con un colega para que fuera a la casa a decirle (a su esposo) que se demoraría (...) Ahí le explicó que estaba retenida y que iban a hacer un robo en el auto y que no dieran aviso" a la policía.
Relata que "el Lito y el Cholo" –las dos personas que sindica como autores del homicidio y que se encontraban con él esa noche- "estaban molestos porque yo le pasaba el teléfono" a la mujer.
En cuanto a su paso por el motel de La Florida, señala que se debió a que la mujer contó que tenía "un problema de salud, que necesitaba comer algo salado y que necesitaba ir al baño". "Ahí se nos ocurrió ir al motel (...) Ella comió, se estabilizó un poco, ya que estaba con temblores", afirma.
Me hablaron de un trabajo fácil por $ 100 millones
Araya Galaz afirma que fue contactado por un par de personas que necesitaban una camioneta "para hacer una pega", que consistía en ir una parcela, ubicada en Pirque, perteneciente a un "abogado importante". "La idea era sacar una plata de una casa donde se suponía que conocían la camioneta y que a esa camioneta le abrían la puerta ya que había un control y conocían la camioneta", explica.
Añade que la empleada del condominio "sabía del tema". Sin embargo, a medida que pasaban las horas, "no aparecía el contacto" por lo que estimaron que el trabajo "se había funado". Ante esta situación, dice, los dos sujetos empezaron a debatir sobre qué hacer para aprovechar la camioneta. Una de las ideas era venderla a un narcotraficante y otra dejar a la mujer atrás para "ir a pitiarse alguna cosa".
"La mujer ingresa a la parte posterior del auto viva", sostiene. En ese momento, dice que él decide bajarse, como a la una de la mañana, para irse a su casa. Cuenta que cuando ya se habían separado, los hombres lo llaman por teléfono "y me dicen que estaba la cagada y que andaban los pacos y que habían dejado la camioneta tirada".
Posteriormente, como a las seis de la mañana habla por teléfono con "el Lito", quien le dice que "el Cholo había dejado la cagada". Entonces, se vuelve a reunir con éste y le cuenta que a la mujer "la habían dejado tirada" y que la idea era realizar "un asalto o algo" en la mañana.
Dice que después de dar unas vueltas, en Eduardo Castillo Velasco con Brown Sur, el sujeto le dice "mira esta la patada". "Me bajo y miro atrás y me entero que la señora estaba muerta atrás", cuenta. "Yo no sé cómo mataron a la señora ni por qué. El Lito dijo que lo habían seguido (los Carabineros), que se había funado y en eso la mataron. Yo creo que la mató el Cholo", señala.
Recuerda que "al ver a la mujer, vi una mancha de sangre". Afirma que "yo sólo la miré, ni siquiera la toqué" y que, hasta donde sabe, "no se le sacó nada". "Yo no me llevé nada de la señora, en ningún momento el objetivo fue ése. Yo vi los cheques y la billetera, ella tenía cosas, pero yo no soy así. A mí me hablaron de un trabajo donde iban a haber entre 80 y 100 millones de pesos y que sería fácil", afirma.