Baeza aseguró que su encuentro con Hernández fue ''distendido''.
Ricardo Vásquez, El MercurioSANTIAGO.- "Tuvimos una conversación bien distendida. Su hermana dice que nunca lo había visto reírse". Así describe monseñor Alfonso Baeza, ex Vicario de la Pastoral Obrera, el encuentro que sostuvo el 6 de enero pasado con el ex frentista Mauricio Hernández Norambuena en la Cárcel Federal de Catanduvas, en Brasil, donde cumple una condena de 30 años por el secuestro de un empresario.
La visita fue solicitada por la familia del "Comandante Ramiro" -condenado en Chile por el asesinato del senador Jaime Guzmán-, que realiza gestiones humanitarias para traerlo al país. "Yo fui en el marco de estas gestiones, la familia pensó que era bueno por la situación personal y espiritual de Mauricio", explicó Baeza, quien detalló que el encuentro fue coordinado por el consulado chileno en Brasil y contó con la autorización de la Conferencia Episcopal.
El 6 de enero, monseñor Baeza estuvo entre las 3 y las 6 de la tarde junto a Mauricio y su hermana, Laura, "en un patio con techo, que parece que es una sala de visita porque tenía asientos de concreto. Ahí no hay nada metálico por seguridad de que no se suiciden". Cuenta que "fue una visita muy distendida, yo no lo conocía a Mauricio más que de nombre y sus antecedentes y pudimos conversar muy tranquilamente".
El actual vicepresidente de "Caritas Chile" relató que, aunque Hernández Norambuena "vive en una lucha permanente contra la depresión" debido a las condiciones en que permanece recluido bajo un estricto régimen de castigo, "anímicamente lo encontré bien". "Él preguntaba muchas cosas y yo le contaba lo que pasaba aquí, cosas que según él era para reírse", relata.
Dice que le regaló un Nuevo Testamento y él le pidió que le hiciera una dedicatoria. "Me lo agradeció mucho, me agradeció mucho la visita porque en realidad nunca había tenido una visita de un cura", comenta.
Estricto régimen de castigo
Baeza explicó que el ex frentista tiene permitido leer un libro una vez por semana si ha pasado la censura, debe estar 22 horas diarias en una celda de 3 x 2 metros y privado de toda conexión con el exterior, sin radio, televisión, periódicos ni reloj. "Se orienta para saber la hora a partir del sol como los primitivos. Es una tortura psicológica", afirma. Sí tiene derecho a una hoja de papel para que pueda escribir.
Esto se debe al régimen de castigo que lo rige desde hace 7 años, aun cuando, de acuerdo a lo que explica Baeza, "según las leyes brasileñas nunca debe ser superior a dos años", situación por la que el ex frentista se considera "discriminado". "A raíz de la conversación y de todo lo que yo pude ver, me parece que se justifica plenamente una acción humanitaria para que Mauricio cumpla en Chile las condenas que tiene", afirma.
A juicio del religioso, las condiciones en que se encuentra constituyen "una amenaza a la dignidad de la persona". "A mí, como sacerdote de la Iglesia Católica, me repugna eso, la doctrina de la Iglesia dice que la cárcel tiene la función de impedir que el reo siga dañando a la sociedad y la de rehabilitarse. Aquí lo segundo no se cumple, se va produciendo la destrucción de la persona".
"Él no es un delincuente común, es una persona que aunque uno no comparta las ideas, es un ser humano, hijo de Dios, y que tiene que ser tratado de esa manera y no solamente maltratarlo", sostuvo.
Además, indicó que Hernández Norambuena tiene una afección en la garganta y un médico llevado por el consulado de Chile estimó que había que realizarle una biopsia para estudiar si era una afección benigna o podía ser un cáncer. "Eso fue en noviembre, nosotros fuimos en enero y todavía no se había hecho", acusa.
Consultado sobre si el frentista se mostró en algún momento arrepentido por la muerte de Jaime Guzmán, monseñor Baeza señaló que "yo ese tema no se lo toqué, no le pedí que se confesara. Para eso está la justicia y yo no soy representante de la justicia".