José Auil Petermann aseguró que se acordó de Dios, durante las largas caminatas que debió realizar en los tres días que estuvo perdido.
Leonardo Núñez. Emol.SANTIAGO.- En cuanto estuvo lejos de manos médicas, el piloto de planeador José Auil Petermann (46) se levantó de la silla de ruedas en que lo paseaban por la Clínica Las Condes y se lanzó a hablar con la prensa.
Aparte de tener la cara despellejada por la exposición al sol y al frío extremos que sufrió durante los tres días que estuvo extraviado en las quebradas de Putaendo, cerca de la frontera con Argentina, nada más indicaba la odisea que pasó tras capotar el domingo.
Comió poco, pero físicamente no exhibía daños. "Lo primero que haré será reunirme con los niños", señaló con voz firme el odontólogo de profesión.
Sin embargo, no pudo contener las lágrimas al recordar a los rescatistas que lo buscaron y a los arrieros que le convidaron pan y una cebolla tras caminar decenas de kilómetros por la precordillera. "Aquí en Santiago hubo mucha gente que se desveló y se preocupó del tema, que salieron a explorar todas las quebradas, que volaron, que dejaron sus trabajos y sus familias por rescatarme a mí y ese esfuerzo fue tremendo", dijo.
Y ante la consulta sobre las enseñanzas que le dejó su experiencia, Auil expresó que "sobrevivir tiene que ser la consigna para todos los que pasan por este tipo de situaciones".
Aunque no quiso entrar en detalles sobre sus tres días perdidos, contó que caminó mucho y se acordó de Dios en todo momento. "No estaba cumplida mi misión, me mandaron de vuelta, hay que hacer más cosas aquí", dijo, agregando que "ocurrieron cosas sorpresivas y esas cosas se manejan desde arriba".
Antes de despedirse junto a su esposa, señaló que entregaría más detalles de su experiencia en el Club Vitacura y que no dejará de volar en planeador.