CONCEPCIÓN.- La intendenta del Biobío, Jacqueline van Rysselberghe, detalló a Emol las medidas preventivas que se han adoptado en la zona a propósito de la alerta de tsunami decretada para la costa del país tras el terremoto magnitud 8,9 Richter que afectó a Japón.
La autoridad señaló que algunos alcaldes suspendieron las clases para preparar esos colegios como recintos que sirvan de refugio en el caso que haya que evacuar a los habitantes de las zonas más bajas de la región.
"En algunas comunas como Tomé, Talcahuano, Penco y Coronel, los alcaldes decidieron suspender las clases en toda la comunidad, específicamente para poder preparar los establecimientos como albergues, sobre todo aquellos que se encuentran en zona segura, en zonas altas", dijo.
La decisión de los jefes comunales fue respaldada por La Moneda a través de la seremi de Educación.
La representante del Gobierno dijo que la población está expectante, pero tranquila y que durante la jornada sólo se registró una autoevacuación en Hualpén, pero que esas personas ya regresaron a sus hogares para mantenerse informados de lo que decrete la autoridad.
Embarcaciones a resguardo
En el caso de puertos como el de Talcahuano, Van Rysselberghe sostuvo que la autoridad marítima decretó el zarpe preventivo de las embarcaciones para que se fueran mar adentro y alcanzaran una profundidad de 30 metros que los mantendría en zona segura.
"Los puertos están abiertos en este minuto, hay marejadas producto del mal tiempo. En algún minuto generó un poco de nerviosismo entre los pescadores artesanales y la gente del borde costero, pero son marejadas leves producto del mal tiempo y que estaban anunciadas previamente", explicó.
Llamado a la calma
Pasadas las 16 horas se reunirá por tercera vez durante el día el comité de emergencia de la Región del Biobío. En esa cita, señaló Van Rysselberghe, se determinarán los planes de acción y el material logístico que se necesitará.
La intendenta hizo un llamado a la calma señalando que en ningún caso esta situación se asemeja a lo ocurrido el 27 de febrero pasado.
"La gente piensa que si hay que evacuar hay que hacerlo casi como si fuera el 27 de febrero, pero lo que tenemos acá es algo muy distinto. En caso que haya que evacuar vamos a tener como tres horas, de manera de que hay que llamar a la tranquilidad", señaló.
"Hace frío, está lloviendo, por lo tanto no es razonable que las personas expongan su salud y la de los niños cuando ni siquiera sabemos si será necesaria la evacuación", concluyó.