SANTIAGO.- En medio de la compleja situación que vive la Iglesia católica chilena, el cardenal Jorge Medina se refirió al caso Karadima, cuestionando la calificación de "abuso sexual" por el que se le investiga penalmente al ex párroco de El Bosque.
En entrevista con Revista Caras, el representante de la Congregación para el Culto señaló que en la actualidad el menor de edad "es alguien que no haya cumplido los 18 años. Sin embargo, y con el debido respeto a las leyes de mi país, es muy distinto un niño de ocho años o nueve años que uno de 17".
Medina sostuvo que los hechos que se le atribuyen a Karadima son actos de índole homosexual, ya que "un muchacho de 17 años sabe lo que hace", en alusión a la edad aproximada que habrían tenido los querellantes cuando ocurrieron los hechos denunciados.
El prefecto emérito llamó a entender que la justicia eclesiástica funciona de forma distinta a la civil, puntualizando que los actos homosexuales se sancionan en el derecho canónico, pero no reviste carcáter delito en el plano penal de la ley chilena.
"En la justicia civil los delitos están tipificados de manera distinta a la justicia eclesiástica. Por ejemplo, en la civil los actos de homosexualidad no son penados. Y en la eclesiástica, sí", apuntó.
"El demonio donde puede se mete"
Medina atribuyó todo lo ocurrido al interior de la Parroquia del Sagrado Corazón de El Bosque al "diablo" y a la "fragilidad humana". "Un cristiano bien formado sabe que la fragilidad humana hace sus picardías", dijo el cardenal y agregó que "el demonio donde puede se mete. Los sacerdotes no están exentos de sus insidias. Hay una acción de Satanás por la falta de verdad", declaró.
El cardenal también defendió la sanción impuesta por el Vaticano a Karadima explicando que "en el derecho canónico existe una norma que invita al juez al no extremar la severidad, especialmente cuando se trata de una persona anciana o con reconocidos méritos".
"Prohibir celebrar sacramentos en público, tener contacto con su ex parroquia y estar en un lugar quitado de bulla no me parece algo menor. Piense que sólo existe una sanción peor: expulsarlo canónicamente del estado sacerdotal. Pero es algo muy extremo y a la Santa Sede no le pareció el caso", expresó.