SANTIAGO.- Aunque hasta hace poco el concepto de descanso eterno se restringía a tumbas uniformes o solemnes ánforas, el mercado de la muerte comienza a diversificar su oferta, introduciendo alternativas cada vez más personalizadas que permiten darle un toque original y un sentido propio al último acto público de las personas.
La alternativa que más se presta para personalizar la muerte es la cremación, ya que, al no quedar restos biológicos, en Chile no hay restricción para depositar las cenizas en cualquier lugar, por lo que muchos optan por enterrarlas en un lugar simbólico o esparcirlas en el campo, un río o el mar.
"Generalmente la gente que se crema es porque no quiere estar sepultado. Entonces la cremación te da opciones para cualquier tipo de cosa. Se pueden hacer las cosas más extrañas y las más simbólicas, es súper versátil", explica Juan Andrés Fuentealba, jefe de Administración y Finanzas del cementerio Parque del Recuerdo, donde se realizan el 70% de las cremaciones de la Región Metropolitana.
Para ofrecer una alternativa a estas personas, dicho camposanto decidió introducir, desde fines de 2009, unos novedosos modelos de ánforas biodegradables, que se pueden depositar en diferentes tipos de suelo o ser lanzadas al mar, donde después de un tiempo volverán a ser parte de la naturaleza, al igual que las cenizas.
Las hay de tierra, de sal y de arena, se importan desde España y tienen un costo aproximado de $150 mil. "La gente puede depositar el ánfora en el mar o sepultarla en el campo o donde quieran y se va a disolver", señala Fuentealba.
Un plus para esta modalidad, que le agrega simbolismo, es depositar una semilla dentro del ánfora, para que después crezca un árbol o una flor desde el lugar de las cenizas.
Otra alternativa biodegradable es un barquito de sustratos orgánicos, que se deposita en el mar con las cenizas y después se deshace. El valor de este modelo, también disponible en el Parque del Recuerdo, es de unos $300 mil.
Fuentealba señala que los chilenos de poco se están abriendo a estas alternativas y que el año pasado se vendieron 30 biodegradables. "La gente ha ido optando por ese tipo de ánforas porque entiende el sentido que tiene y quieren cumplir la voluntad de su ser querido", señala.
Ánforas con forma de libro o pelota de rugby
También existen modelos no biodegradables que ofrecen una forma original de conservar las cenizas. Los más llamativos son unos colgantes de plata y oro para quienes quieren llevar siempre consigo parte de las cenizas.
Estos modelos fueron traídos a Chile a fines de 2010 y tienen un costo aproximado de $150 mil, dependiendo del tipo de material. "Al principio pensamos que era una locura nuestra, pero no fue tanta locura, porque mucha gente está optando a ese tipo de collares", señala el encargado.
También están disponibles ánforas con forma de pelota de rugby, destinadas a quienes practicaban este deporte; de libro, para dejarla en un estante; y con forma de pirámide que, según Fuentealba, suele ser preferida por masones y personas esotéricas o con una marcada espiritualidad.
Para quienes consideren que estos modelos son un poco estrafalarios, siguen existiendo alternativas más tradicionales de ánforas o cofres de distintos materiales, como madera, bronce, cobre, plata y porcelana, cuyos valores van desde cerca de los cien mil hasta los 400 mil pesos. Aunque en el Parque del Recuerdo se ofrece el servicio completo, incluido el ánfora y la cremación.
Alternativas extremas: Benji y cenizas por el WC
Pese a la gran variedad de ánforas, hay personas que prefirieron prescindir de ellas y realizar un ritual más extremo para su despedida. Fuentealba cuenta que las cenizas de una persona que se cremó en ese lugar fueron arrojadas a la taza del WC por sus familiares, que decidieron respetar hasta el final la voluntad del fallecido.
También recuerda el caso de una persona que se lanzó en benji con las cenizas y las arrojó durante la caída "para que se fueran al cielo". Pero hay opciones incluso más rebuscadas. En algunos países actualmente se pueden enviar las cenizas al espacio o convertirlas en diamante.
Para quienes deseen contar con un lugar fijo donde ir visitar o dejarle flores a su ser querido que ha sido cremado, y para evitar las consecuencias emocionales que podría implicar tenerlo en la casa, el cementerio Parque del Recuerdo ofrece desde hace algunos años columbarios más pequeños para depositar las ánforas.
Éstos pueden estar de la forma tradicional, en una muralla, o en medio de una especie de bosque en el parque.
Los precios de estos pequeños columbarios van desde los $750 mil hasta los $2 millones, dependiendo del lugar del parque donde se ubique y de la vegetación que tenga el bosque. Estos valores, en general, son menores al de una sepultura, que puede costar desde $2 millones, aunque estas últimas tienen más capacidad.