VALPARAISO.- La segunda cuenta pública del Presidente Sebastián Piñera ante el Congreso Pleno, no estuvo exenta de polémicas.
Y es que las peticiones de "justicia para la clase media" expresadas por parte del público presente en la galería se hicieron sentir (ver recuadro), al igual que las exclamaciones en contra del proyecto de HidroAysén.
Fue precisamente el tema de la energía -abordado por el Mandatario en la fase final de su alocución de una hora y 53 minutos- el que generó uno de los momentos más tensos de la jornada, cuando cinco diputados de la Concertación se levantaron de sus asientos con cartel en mano, para exigir una "Patagonia sin represas".
Los parlamentarios opositores demostraron así su molestia luego que el jefe de Estado enfatizara que "no tenemos tiempo que perder" y "por eso debemos tener plena conciencia de que la protección del medioambiente y el desarrollo no son objetivos que compiten entre sí, sino que se complementan".
A pesar de la manifestación, Piñera decidió seguir con su discurso y detallar lo obrado por su gobierno para favorecer el medioambiente, pero ante las exclamaciones del público el presidente del Senado, Guido Girardi, debió pedir a los diputados que bajaran el cartel. El asunto estuvo a punto de pasar a mayores, cuando algunos de los parlamentarios oficialistas trataron de quitar el lienzo.
Tras ello, el Gobernante continuó destacando que ahora existen normas medioambientales más estrictas, que serán exigidas a todos los proyectos de generación energética. "La verdad es que si éstas hubieran estado en vigencia cuando correspondía, no tendríamos que vivir hoy día los dramas en Tocopilla, Puchuncaví, Ventanas, Huasco, Coronel, Talcahuano y Mejillones", subrayó enfático, desatando nuevos aplausos de sus simpatizantes.
Acto seguido, remarcó que se debe duplicar la capacidad de generación de energía en el país durante la próxima década, "y para ello necesitamos asumir decisiones ahora y no seguir postergándolo para el próximo gobierno".
"Nuestro gobierno ha descartado construir o planificar plantas de energía nuclear (...), pero las energías limpias representan sólo el 3% de nuestra matriz (...) y, por tanto, creo que aquellos que dicen que en las energía limpias y renovables está la solución a nuestro problema, están induciendo a error a nuestros compatriotas. Y, por lo tanto, no podemos renunciar a los proyectos hidroeléctricos y termoeléctricos", sentenció.
Sus palabras generaron inmediatas pifias de un sector de los asistentes, pero a continuación surgieron aplausos del oficialismo, que acompañaron las declaraciones del Mandatario cuando aseguró que tiene "claro su compromiso con el medioambiente, pero también con el desarrollo de Chile y la erradicación de la pobreza".
Después de remarcar que en los últimos 17 años se aprobaron en el país 107 plantas termoeléctricas "y no se tomaron los debidos resguardos", volvieron a escucharse los gritos de los parlamentarios opositores, los mismos que se produjeron cuando Piñera afirmó que "no podemos decir que necesitamos energía, consumirla abundantemente y al mismo tiempo oponernos a todas las fuentes que la generan". Por lo mismo, pidió alcanzar un "gran acuerdo nacional" en esta materia.
Si bien en su alocución no mencionó la palabra HidroAysén, admitió que la aprobación del proyecto generó un intenso debate y anunció que su administración complementará el trabajo de la comisión de expertos recientemente designada, "con personeros que representan todas las sensibilidades políticas y distintas sensibilidades en la ciudadanía", para tener una discusión "seria y responsable".
Según dijo, el objetivo será "concordar una política de Estado que norme y regule mejor temas como la construcción de megalíneas de transmisión, la interconexión entre el sistema del norte grande y del centro del país, para generar un gran sistema nacional interconectado".
Asimismo, Piñera indicó que se evalúa la posibilidad de crear "una especie de carrier eléctrico, que otorgue a los consumidores mayores opciones para elegir qué generadores proveerán su energía", considerando también todos los resguardos necesarios para proteger el medioambiente.
El desarrollo energético no fue el único punto que causó polémica dentro del Salón de Honor del Congreso.
El Presidente también evidenció su molestia con las manifestaciones del público, cuando se le exigió "justicia para la clase media".
"Los violentistas en este país nunca van a tener la última palabra... La última palabra la tendrán siempre los que queremos hacer de Chile un país respetuoso, un país democrático, donde las diferencias las podamos analizar, pero con respeto, porque es la pérdida del respeto la que debilita la democracia", replicó a viva voz, en medio de los aplausos del oficialismo.