MOSCÚ.- La estación espacial Mir será hundida en aguas del Océano Pacífico a partir del 20 de marzo, anunció hoy Víctor Blágov, director adjunto del programa de vuelos espaciales de Rusia.
Blágov dijo que esta fecha aún puede variar en un día más o un día menos y que "todo depende del estado de la atmósfera y la actividad solar, que son parámetros muy difíciles de pronosticar".
En un principio, la caída a la Tierra de la estación espacial soviética estaba prevista entre los días 13 y 18 de este mes a unos 2.000 kilómetros al este de Australia, lo que causó preocupación entre los neozelandeses.
El funcionario explicó que la Mir desciende diariamente un promedio de 1.800 metros y precisó que el ingenio espacial, en caída inercial desde el pasado mes de febrero, se encuentra ahora a una altura de 255,1 kilómetros.
Añadió que cuando la Mir descienda a una altura de 250 kilómetros, los expertos en balística del Centro de Control de Vuelos Espaciales analizarán el estado del ingenio y los parámetros de la atmósfera para poner en marcha el proceso de hundimiento.
Según el programa establecido, cuando la Mir descienda a una altura de 220 kilómetros se lograrán los parámetros necesarios para orientar la caída de la estación a una zona apartada del Océano Pacífico, en concreto a unos 3.000 kilómetros al este de Nueva Zelanda.
De acuerdo con los pronósticos, la Mir alcanzará esta altura el próximo 20 de marzo y a partir de este momento, de acuerdo con varios factores, comenzará la etapa final para hundir la plataforma.
Los rusos aseguran que tienen un 95 por ciento de posibilidades de controlar el hundimiento de la Mir, aunque ya se ha advertido de otros peligros más serios que amenazan a la Tierra con la caída de la estación espacial.
Yuri Karash, experto ruso en asuntos espaciales, dijo ayer que el peligro real son los hongos mutantes que durante años se han creado en la Mir.
Este ingeniero explicó que algunos microorganismos presentes en la nave sufrieron mutaciones durante los 15 años que ha estado la Mir en el espacio, lo que puede suponer un peligro en caso de que sobrevivan al caer a la Tierra.