WASHINGTON.- Con la manipulación de los genes, los científicos han logrado tomates que permanecen frescos más tiempo, cultivos inmunes a los herbicidas y peces que crecen con mayor rapidez. Ahora surge del laboratorio un insecto producto de la ingeniería genética.
La primera prueba de campo de un insecto genéticamente alterado -una polilla de gusano del algodón, que contiene un gen de medusa- está programada para el próximo año. El gen da a la larva una fluorescencia que permite a los científicos rastrearla con mayor facilidad y monitorear su conducta.
Si el experimento resulta como se ha planeado, los científicos están listos para el siguiente paso: probar una cepa biotecnológica, denominada "Terminator" por los agricultores, que es estéril pero sexualmente activa, y que puede aparearse con especímenes semejantes y luego matar a las crías.
Unas 3.600 polillas con genes alterados serán liberados en tres sitios cerrados, de 3,6 por 7,3 metros, en un campo de algodón gubernamental, en Phoenix, donde serán monitoreados. El próximo paso será agregar genes que dejen estériles a las polillas.
"Estamos siendo muy, muy cuidadosos con lo que hacemos", dijo Robert Staten, científico del Departamento de Agricultura que dirigirá la prueba de campo.
El experimento es conducido y regulado por el Servicio de Inspección de Salud Animal y Vegetal del departamento, la autoridad de control de plagas. Staten espera que la agencia dé esta primavera la aprobación para liberar a las polillas.
Algunos críticos de la ingeniería genética se sienten alarmados, y otros científicos, aún los que apoyan esta tecnología, dicen que el gobierno no está preparado para regular adecuadamente a los insectos genéticamente alterados.
Por ejemplo, está en desarrollo un plan para generar mosquitos que ayuden a prevenir las enfermedades, que podrían inyectar la vacuna en las personas a las que picaran, o podrían ser transmisores de sus propios antibióticos.
"Cuando se habla de insectos se habla de organismos extremadamente promiscuos que mutarán y se reproducirán incontrolablemente", señaló Charles Margulis, ambientalista del grupo Greenpeace.
Agregó que no hay garantía que un insecto preparado genéticamente para ser estéril resultará así.
Hasta ahora, los agricultores de unas 200.000 hectáreas afectadas por el gusano del algodón en el suroeste de Estados Unidos han tenido tres opciones: rociar gran cantidad de insecticida; plantar una costosa variedad de algodón alterado genéticamente que elabora su propio insecticida, o liberar polillas esterilizadas con irradiación.