MOSCÚ.- Expertos rusos afirmaron hoy que el inminente hundimiento de la estación orbital Mir no provocará una catástrofe biológica, pese a que no se han estudiado en detalle los microorganismos que se han adaptado a la vida en naves espaciales.
"El hundimiento de la estación Mir en el océano Pacífico no amenaza a los habitantes de la Tierra con ninguna catástrofe biológica", declaró Natalia Novikóva, directora del laboratorio de microbiología del Instituto de Problemas Médico-Biológicos de Rusia.
Novikóva explicó que los científicos de su instituto ya han identificado al menos 250 variedades diferentes de microorganismos y hongos que mediante mutaciones han conseguido adaptarse a la vida en el espacio.
"El mundo de los microorganismos que habitan las naves cósmicas no ha sido estudiado lo suficiente, pero se puede afirmar que son los verdaderos dueños de los aparatos espaciales mientras que los astronautas son sus huéspedes", afirmó Novikóva.
A juicio de la científica, los microorganismos y hongos, tras adaptarse completamente a las condiciones de ingravidez en la órbita, han batido todas las marcas de supervivencia y permanencia en el espacio.
"En condiciones más extremas de las que se dan en la Tierra, estos microorganismos no sólo han logrado reproducirse sino que a medida que continúan funcionando los aparatos espaciales aumentan su número" resaltó Novikóva.
No se puede evitar la invasión de microorganismos en las naves espaciales porque es imposible la absoluta esterilización de las cargas que se envían al espacio, además de que los mismos cosmonautas son los principales portadores de los mismos.
La asombrosa capacidad de supervivencia de las bacterias y hongos que habitan desde hace quince años la Mir ha dado base a todo tipo de conjeturas sobre el peligro de contaminar la Tierra en caso de que sobrevivan a la caída del ingenio.
"Los microbios no son un peligro", insistió Novikóva, al subrayar que durante años los científicos recogieron en la estación toneladas de carga de diferente tipo con bacterias y hongos que no han provocado ninguna catástrofe biológica.
Para luchar contra los microbios cada dos semanas los astronautas realizaban en la Mir una escrupulosa operación de limpieza con aspiradoras, filtros de aire y servilletas impregnadas con un fuerte compuesto antibacteriano.
Pero los hongos, que por lo visto sufrieron mutaciones, sobrevivieron a estos ataques y han invadido sistemas clave, como el equipo para reciclar el agua, los paneles de control, las cubiertas plásticas de los cables y hasta los cristales de los ojos de buey.
El Centro de Control de Vuelos Espaciales (CCVE) de Rusia informó hoy de que en las últimas 24 horas la Mir descendió 2.000 metros y se encuentra a una altura de 243,6 kilómetros.
Según el informe, todavía debe descender 23,6 kilómetros hasta alcanzar la órbita crítica de 220 kilómetros de altura, punto que el CCVE ha escogido para hundir el ingenio en el Pacífico.
Los expertos calculan que la estación alcanzará la órbita crítica un día antes o dos días después del 21 de marzo.
La Mir, una estructura en forma de cruz con una masa equivalente a 137 toneladas, ya es visible a simple vista como un punto amarillo menos brillante que Júpiter, informó el observatorio de la ciudad de Fukusima, al noroeste de Japón, según la agencia rusa Itar-Tass.