DURHAM/NUEVA YORK.- Es más fácil clonar un ser humano que ovejas, vacas, cerdos o ratones, reportan científicos de la Universidad Duke en Durham (Carolina del Norte), en la revista especializada "Human Molecular Genetics".
Los científicos basan su tesis en un factor genético decisivo que diferencia al ser humano de los animales domésticos o de laboratorio, y que dirige el crecimiento en estado fetal y es más tarde responsable de la aparición de diversos tipos de cáncer.
Según el informe, el hombre y otros primates poseen en sus cromosomas dos copias activas de un gen conocido como IGF2R. Por el contrario, las ovejas, los cerdos, los ratones y casi todos los demás mamíferos que no pertenecen al género primates tienen sólo una copia de ese gen. La segunda copia ha sido puesta fuera de acción mediante un raro fenómeno llamado "impresión" ("imprinting"), explica en la publicación el equipo de Duke dirigido por Keith Kilian.
Randy Jirtle, profesor la universidad de Duke, compara el gen IGF2R con un software que puede decidir el funcionamiento o el no funcionamiento de toda una computadora. La "impresión" de este gen -es decir, la desactivación de una de sus dos copias- hace a muchos animales susceptibles a una serie de daños genéticos, explica.
Otros científicos estadounidenses, sin embargo, creen que la "impresión" del gen IGF2R podría afectar también al hombre, y que ese "imprinting" sería la causa de muchas formas de cáncer. Y también podría aparecer en la clonación, y provocar en los seres humanos las mismas deformaciones que en los animales.
Los investigadores de Duke sostienen, por el contrario, que en el ser humano el cáncer puede ser causado por mutaciones del gen IGF2R y no por el "imprinting".
Los primeros mapas del genoma muestran claramente que en el ser humano ambas copias del gen IGF2R están activas y que en este gen tan importante para el hombre no existe el "imprinting".
El hecho de que más del 90 por ciento de ovejas, vacas y ratones que han sido clonados han nacido con malformaciones o no han pasado más allá del estadio fetal, es uno de los argumentos más importantes esgrimidos por los contrarios a la clonación de seres humanos.